miércoles, 9 de agosto de 2017

Somos polvo de estrellas



"Mis padres me enseñaron que a pesar de que se trata de una condición efímera, estar vivo es algo profundamente bello por lo cual cada uno de nosotros debe sentirse muy agradecido. Si viviéramos para siempre, no sería tan maravilloso".Sasha Sagan

Una tarde de invierno, Sasha de apenas 6 años se acercó a Carl y, fiel a la curiosidad innata de nuestra especie de ir tras la respuesta a cualquier interrogante, especialmente durante la infancia, le preguntó sobre sus padres. Ella conocía a sus abuelos maternos y convivía regularmente con ellos, pero nunca experimentó algo parecido desde el lado paterno.

–"Papá, ¿Por qué no conozco a tus papás como a mis otros abuelos?"

Para la hija menor de un hombre dedicado a divulgar el conocimiento científico, no existía nadie mejor que papá para explicarle porqué llovía, porqué debía ir a la escuela o cómo se formaba un arco iris. Todas las preguntas que alimentan las ansias de cualquier niño en su descubrimiento del mundo, eran respondidas por él con amor y la misma fascinación por la naturaleza que su padre plasmó durante toda su vida.

Ante la interrogante repentina de Sasha, Sagan (que solía tomarse un par de segundos para pensar las respuestas más convenientes y ajustarlas a la comprensión infantil de su hija) miró a la pequeña y respondió con un tono de melancolía:

–"Porque murieron"

Sin comprender del todo, Sasha frunció las cejas en señal de confusión y soltó un escueto "¿por qué?". Su padre la miró con ternura, pero con el convencimiento de que ella sería capaz de entender a lo que se refería y le explicó cuán peligroso podía ser creer cosas sólo porque queramos que sean verdad. "Es muy fácil ser engañado si no te cuestionas a ti mismo y a otros, especialmente a las personas con una posición de autoridad", continuó. "Todo lo que es real puede resistir a cualquier prueba".

La joven Sasha experimentó algo parecido a su primer acercamiento a una crisis existencial. El desconcierto de su hija ante tal revelación llevó a Sagan y Druyan a acercarse de nuevo donde Sasha y el astrónomo inició:

"Tú estás viva en este segundo. Eso es algo increíble", le dijo. La pequeña se mantuvo escéptica y su padre continuó:

"Si tenemos en cuenta el número casi infinito de posibilidades y caminos que conducen a nacer a una sola persona, debes estar agradecida de ser tú misma este preciso instante. Piensa en el enorme número de posibles universos alternativos en los que, por ejemplo, tus tatara-tatara-abuelos nunca se encontraron y tú nunca llegaste a existir. Tienes el placer de vivir en un planeta en el que has evolucionado para respirar el aire, beber el agua y adorar el calor de la estrella más cercana. Estás conectada con todas las generaciones y los seres vivos de este mundo a través del ADN. También con el universo, porque cada célula de tu cuerpo fue creada en los corazones de las estrellas".

A lo largo de su vida, Sasha Sagan había escuchado más de una decena de veces la frase "somos polvo de estrellas", pero nunca logró siquiera imaginar su significado. Sabía que la autoría pertenecía a su padre, la había visto subrayada en cuadernos y hojas sueltas, pero nunca antes comprendido la magnitud de tal declaración, hasta entonces.

Pocos años después, cuando Sasha tenía 14 años y comenzaba a descubrir la grandeza del pensamiento de su papá a través de su visión del mundo y lo que aprendía en la escuela, Sagan dejó este mundo sin ninguna promesa religiosa de por medio.

Los restos mortales de Sagan fueron enviados a su natal Nueva York, mientras el calcio de sus huesos, el nitrógeno de sus proteínas en forma de aire, el hierro de su sangre y el hidrógeno, que combinado forma el compuesto más abundante en el cuerpo humano, y al mismo tiempo, es el combustible gracias al que brillan cada una de las estrellas que percibimos en una noche despejada, seguirán su curso en la vastedad del tiempo y la inmensidad del espacio.

Sólo para hacernos recordar que, en palabras de Sagan:
“Somos polvo de estrellas”.

lunes, 31 de julio de 2017

La Pachamama


Dicen los indios: ¿Que tiene dueño la tierra? ¿Cómo así? ¿Cómo se ha de vender? ¿Cómo se ha de comprar? Si ella no nos pertenece, pues. Nosotros somos de ella. Sus hijos somos. Así siempre, siempre. Tierra viva. Como cría a los gusanos, así nos cría. Tiene huesos y sangre. Leche tiene, y nos da de mamar. Pelo tiene, pasto, paja, árboles. Ella sabe parir papas. Hace nacer casas. Gente hace nacer. Ella nos cuida y nosotros la cuidamos. Ella bebe chicha, acepta nuestro convite. Hijos suyos somos. ¿Cómo se ha de vender? ¿Cómo se ha de comprar?
Eduardo Galeano – Memorias del fuego.



La tierra es la fuente de sustento de toda la humanidad. En la tierra se realiza y dignifica el trabajo de los hombres y de las mujeres. De la tierra obtenemos los alimentos para vivir. Para los quebradeños y quebradeñas la Pachamama es algo sagrado. Es por eso que la nombramos diciendo: «Pachamama Santa Tierra». Al igual que sus hijos, come, bebe, respira y descansa: es una madre llena de vida, pero para recibir su protección debemos protegerla y para recibir un buen alimento debemos alimentarla. La tierra es Pachamama en toda la región andina, y en la mayoría de los pueblos indígenas de América es venerada como Madre Naturaleza.

Desde muy pequeños hemos aprendido de nuestros abuelos que la Pachamama es nuestra madre y todos los seres humanos somos sus hijos. A medida que crecemos reafirmamos y transmitimos este sentimiento: como hijos tenemos que cuidar a nuestra madre y como hermanos debemos cuidarnos entre nosotros por el bien de la humanidad entera.

También aprendimos que la Pachamama es nuestra casa y que en este hogar convivimos seres humanos, animales y plantas. Todos los seres vivos estamos íntimamente relacionados con el aire, el agua, el suelo y los vientos, es decir con todas las fuerzas de la naturaleza que componen el medio ambiente.

“La Pacha nos cría y la Pacha nos come”, “así como cuida, castiga; nos mantiene sanos o nos conduce a la enfermedad”. “No se ignora que la Madre Tierra niega sus cosechas a los hijos ingratos y los castiga, pero ¿quién podrá olvidar a la Pachamama? ¿Quién podrá mezquinarle nada?” El primer trago siempre es para ella: “vamos a chayar”, “vamos a pagar a la Pacha”, decimos.

La chayada
Changuito con su caja recita 'Siga la huella, huellando siga la chaya, chayando, hagamos la cacharpaya que no se vaya llorando'

El acto de chayar es una ceremonia sencilla y humilde a través de la cual se agradece a la Pachamama. Nuestros abuelos nos enseñan que mientras dure nuestra existencia siempre estamos en deuda con la madre naturaleza, y que muchos logros obtenidos en la vida (en lo económico, en lo familiar, en los estudios, etc.) se los debemos a ella.

El hombre puede lograr su bienestar en la medida en que se desarrolla en comunidad respetando a las personas mayores, a los animales y a las plantas y siendo siempre un agradecido de la vida que le debe a la Pachamama. “Hasta las piedras hay que respetar porque ellas nos sirven de testigos del paso por esta vida”, decía una abuela.


La chayada es muy practicada en las zonas rurales donde la agricultura y la ganadería constituyen la principal actividad económica. En el campo existe una relación más directa entre el hombre y la naturaleza: se chaya cuando se incorporan elementos nuevos para la labranza de la tierra: arados, palas, picos, semillas, etc.; así también cuando se incorporan elementos necesarios para el manejo del ganado: corrales, remedios, jeringas para vacunar, lazos y ensillados, etc.

También en las zonas urbanas, en los pueblos y aun en las grandes ciudades, se chayan automóviles, televisores, heladeras, computadoras, etc., con la alegría de incorporar nueva tecnología en el hogar y en el trabajo. “Para que dure”, “para que no se arruine” y “que sea en buena hora”, decimos. Nuestros padres nos recuerdan que la chayada nos ayuda a mantener el equilibrio con las fuerzas de la naturaleza.

La Pachamama y los cultivos

La actividad agrícola de los antiguos quebradeños se realizaba a través de ciclos de rotación de suelos y cultivos. Este sistema se utilizaba para no cansar la tierra. Aún tiene vigencia y es valorado por muchos. Para realizar esta práctica la familia siembra en la mitad de los rastrojos que posee, los restantes son cultivados al año siguiente o cuando han descansado lo suficiente.

Los ciclos de rotación tienen que ver con la calidad del suelo, el clima y los cultivos. La papa y el maíz –por ejemplo- requieren suelos ricos en nutrientes, por lo tanto las tierras destinadas a este tipo de cultivos necesitan de mayor tiempo de descanso. En los Valles se acostumbra echar el ganado en los rastrojos que están descansando, ya que el guano de los animales abona la tierra.

Decía una abuela de Hornaditas:
Todo tiene su tiempo... tiene su tiempo de sembrar, su tiempo de cosechar, su tiempo de nacer y de crecer... Hay que hacer descansar la tierra, ya no quiere dar, no quiere producir. Debe ser porque muchas veces despreciamos a la comida, muchas veces botamos la comida... O le hacemos sufrir de agua a las plantitas... Es que ahora no le dejamos descansar a la tierra, no la alimentamos, no le damos abono, no le pagamos como corresponde... No sé, será que ya los años están cambiados...” 

 
La Pachamama y los animales
En la Quebrada de Humahuaca muchas costumbres relacionadas con el manejo del ganado tienen que ver con honrar a la Pachamama y, desde antes de la conquista española se practicaban principalmente con la llama.

Al llegar a estas tierras, los españoles introdujeron vacas, ovejas, cabras, caballos, mulas y burros. Los ritos antes realizados con la llama pasaron a practicarse también con los animales incorporados.

Cuando se ruega a la Pachamama por una buena cosecha también se pide por el multiplico de los animales, es decir, el acrecentamiento y la reproducción de la tropa.

Los ruegos a la Madre Tierra se realizan a través de ceremonias especiales como la señalada y la marcada del ganado. El ruego por el multiplico es en definitiva el ruego por la continuidad de la vida, ya que ésta depende de la reproducción.

Muchas veces el agua no alcanza porque llueve poco, porque hay muchos regantes, porque hace mucho calor, etc. Esto perjudica a nuestros cultivos, rinden menos y a veces pueden llegar a perderse totalmente. Por ello tenemos que ser conscientes, usar bien el agua y respetar los turnos, de manera que todos podamos llegar a buen fin con nuestros cultivos. En el pueblo también nos quedamos a veces sin agua potable. Algunos días de verano, no sale ni una gotita. 


El ruego por la reproducción de la vida en las señaladas y marcadas
En la señalada se cortan de una forma determinada las orejas de las cabras, vacas, llamas y ovejas, mientras que en la marcada se coloca una identificación en el anca de vacas, caballos, mulas y burros. La marca y la señal pertenecen a los dueños del ganado. Algunas de las señales se llaman yugo, higuera, zarcillo, cajón, orejano, agujero, horqueta o tajo.

Por lo general, las señaladas y marcadas se acompañan con una gran fiesta en la que participa y colabora toda la comunidad. Es la fiesta del ganado y tiene lugar entre diciembre y febrero de cada año. Se aprovecha también esta ocasión para hacer un recuento de los animales, por eso en muchos lugares se los llama “ródeos”.
llamas

Con la señal y la marca los animales quedan identificados plenamente con el resto de la tropa y con sus dueños, pero estas ceremonias no sólo se celebran por esta razón: son acontecimientos especiales en donde los miembros de la comunidad reafirman lazos de parentesco, solidaridad, amistad y compadrazgo. También se celebra por la abundancia: es época de cosecha, hay suficiente pastura para los animales, hay suficiente agua, etcétera.


Existen señales que se conservan desde hace más de 150 años. Es decir, que se han transmitido de generación en generación manteniendo viva la memoria de los seres queridos, como los abuelos y tatarabuelos o de los parientes que se fueron lejos y que no regresaron más al campo. En la zona de la Quebrada es frecuente que esta herencia se realice por vía femenina -de abuelas a hijas y de estas a las nietas-. Es que en muchos casos las mujeres se ocupan del ganado, especialmente del llamado ganado menor.

Las ceremonias se realizan de acuerdo con la costumbre que posee cada familia. No hay reglamentos que se deban cumplir y ninguna opinión prima por encima de otras opiniones. Todos los actos cobran un enorme significado: se elige el día, se adivinan las condiciones del clima en las hojas de coca, se cuida de no decir palabras ásperas, se dejan de lado actitudes mezquinas, se busca crear un clima de armonía entre los participantes, etc. Las actitudes malas pueden repercutir negativamente en el ruego que se hace a la Pachamama por la suerte y el multiplico. Con la ayuda de Ramón vamos a contarte cómo se hace la marcada en Loma Larga.

Una vez elegido el día para hacer la marcada, mi familia se reúne para ayudar a la abuela a preparar la chicha de maíz. El tío Carlos ensilla el caballo para ir a invitar a los vecinos. Con anticipación la abuela les manda mensajes a los hijos que viven en el pueblo para que vengan.

En el medio del corral se coloca una bandera blanca que es señal de fiesta. Los animales y sus dueños se ponen de fiesta. Todos los vecinos de Loma Larga vienen para brindar por los dueños de casa y para rogar por la suerte y el multiplico de los animales.


Mi abuela concurre al corral con el quepi en donde lleva la marca, las flores, las lanas de colores, el sahumerio, la chuspa de coca, la chuspa para recibir los cortes de oreja y otras cositas más.

La marca está llena de flores. El quepi lo prepara en el rebozo más bonito que tiene y lo lleva ella porque es la dueña de los animales.

Toda la gente que llega se va incorporando al trabajo en un clima de fiesta: unos hachan leña, otros pircan el corral en los portillos, otros atajan los animales en la puerta -sobre todo aquellos que son más bravos-; otros hacen flores con lanas de colores, otros sirven la chicha y el yerbeau, otros echan los animales para que disparen, los más experimentados concurren a tirar el lazo para pialar los animales.

Cuando se voltea un animal, se lo coloca mirando al sol de mañana, se lo sujeta bien y los dueños de casa pagan al que lo volteó con un vaso de chicha. El dueño de la hacienda coloca la marca. Existe la creencia de que si el animal bala, es porque pide chicha, entonces acude una persona con el chuyerito a fin de convidarle chicha. Luego las mujeres le colocan flores de lana en las orejas, le ponen un poco de papel picado y talco, un poco de serpentina en las astas -si es que las tiene- y finalmente se lo suelta.

También se le corta la punta de la cola con la creencia de que se ahuyentarán los males o enfermedades contagiosas. A las vacas y toros que tienen astas muy puntudas, se los descorna para que no se lastimen entre ellos y para que no lastimen a las personas.

¡Cuidado! La abuela Fulgencia cuida todos los detalles... Por ejemplo el de no soplar el fuego con la boca porque sino “a la suerte se la lleva el viento” o “se escapa sola la suerte”.

Cuando se termina de marcar los animales se piala a los «illas» o guías del ganado -la vaca más lechera, la vaca más vieja, el hechor (reproductor) o los bueyes-, a los que se les ponen flores en las orejas y serpentina y vinchas en las astas.

Después de adornar a los «illas» se dan tres vueltas al corral para el lado derecho. Los participantes van tirando flores y chicha a los animales mientras cantan coplas de agradecimiento y de buenos augurios para los dueños de casa.
indígenas trabajando con telas

Como en muchas otras celebraciones o fiestas populares de nuestra zona, también se da lugar al juego y a la representación. En las señaladas suele enflorarse y marcarse con tinta a las personas presentes, quienes deberán balar para recibir como pago un vaso de chicha.

En las señaladas también se hace el casamiento de las ovejas y en “Todos Santos” se bautiza a las guaguas de pan.

En mi pago de Ocumazo, para el despacho de las almas se espera a los yungas y vitiches que llegan a vender yuyitos para el mal de amor, para curar enfermedades, para la tiricia, etc.

También se cantan coplas para los animales y se los echa –por la puerta del corral- para el lado del sol de mañana. Los presentes se arrodillan para rezar por la buena suerte y el multiplico. Sacándose el sombrero arrancan pastito y le tiran a los animales: se ruega a la Pachamama para que no les falte el pasto que es su alimento, para que no haya sequía, para que no se pierda la hacienda, para que no se despeñen, etc.

Niño canta 'Este es el nuevo remate sacadito de lao de Cañas ya hemos marquiado las vacas overitas y castañas - Señora sueña de casa yo ya habia siu su señal para el año como hoy diya la hacienda llene el corral.'

Cuando se termina el despacho de los animales todos concurren a la apacheta o pachamamero. Entonces el dueño de los animales enlaza el pachamamero, se abre el lazo y todos se colocan dentro, formando un círculo, para que “no se escape la suerte”.

En la apacheta, todos los presentes agregan una piedra más pidiendo la unión de toda la comunidad o de la familia. En un acto de profundo respeto, el dueño de casa retira unas piedras de un costado de la apacheta y abre un agujero en la tierra en donde se le ofrecen a la Pachamama los cortes de orejas, de astas y de colas. Las personas que desean rogar por el multiplico se acercan con un puñado de hormigas.

Las hormigas se traen en una lanita desde los hormigueros que hay por el campo. Las rojitas, bien malitas, las que salen por montones: ¡esas son las mejores para ayudarte a pedir por el multiplico!

Luego del ofrecimiento a la Pachamama se chaya con abundante chicha, hojas de coca y se tapa con tierra. Más tarde todos se dirigen a la casa del dueño de la hacienda donde se sirven comidas, bebidas, se cantan coplas y se baila hasta el otro día.

Cuidamos y honramos a la Pachamama
La relación entre hombre quebradeño y Pachamama se reafirma en todo momento: cuando se inicia la siembra, cuando se agradece por las cosechas, cuando se señalan y marcan los animales, en el despacho de las almitas, en “todos santos”, en carnaval, en las flechadas de una nueva vivienda, etc.

Estas costumbres son un claro ejemplo de que la Madre Tierra está presente y se incorpora a la vida cotidiana en los momentos más importantes. También cuando se produce alguna enfermedad y se recurre al curandero, que nosotros llamamos “médico particular”, este procede primero a chayar la Pacha en señal de agradecimiento. Pide luz y claridad para tratar las enfermedades, para adivinar la suerte o para hacer una “limpia”. Aunque en todos los momentos del año se venera a la Pachamama, es en el mes de agosto cuando esta relación tiene su punto máximo. Se dice que la Madre tierra está acomodándose para engendrar la vida, por eso es un “mes bravo” en que hay que homenajearla especialmente.

Fuente: Educ.Ar

domingo, 9 de julio de 2017

Cambia, todo cambia - Mercedes Sosa

Cambia lo superficial 
Cambia también lo profundo 
Cambia el modo de pensar 
Cambia todo en este mundo 

Cambia el clima con los años 
Cambia el pastor su rebaño 
Y así como todo cambia 
Que yo cambie no es extraño 

Cambia el más fino brillante 
De mano en mano su brillo 
Cambia el nido el pajarillo 
Cambia el sentir un amante 

Cambia el rumbo el caminante 
Aunque esto le cause daño 
Y así como todo cambia 
Que yo cambie no es extraño 

Cambia, todo cambia 
Cambia, todo cambia 
Cambia, todo cambia 
Cambia, todo cambia 

Cambia el sol en su carrera 
Cuando la noche subsiste 
Cambia la planta y se viste 
De verde en la primavera 

Cambia el pelaje la fiera 
Cambia el cabello el anciano 
Y así como todo cambia 
Que yo cambie no es extraño 

Pero no cambia mi amor 
Por más lejos que me encuentre 
Ni el recuerdo ni el dolor 
De mi pueblo y de mi gente 

Lo que cambió ayer 
Tendrá que cambiar mañana 
Así como cambio yo 
En esta tierra lejana 

Cambia, todo cambia 
Cambia, todo cambia 
Cambia, todo cambia 
Cambia, todo cambia 

Pero no cambia mi amor


Ama sua, ama quella, ama llulla - Leyenda Inca de la creación


“Es una ley cósmica que nos dejaron nuestros antepasados. El ama sua, ama llulla, el ama quella. No robar, no mentir, ni ser flojo. Pero en la cultura occidental encuentras, encuentro el servilismo, el “llunqo”. Aumentamos nosotros en esta nueva generación el “ama llunqo”, “no ser servil”. Son principios que nos permiten dignificar la humanidad.”

Buscando la historia que da pie a tanta sabiduría me encuentro con este trabajo de Danilo Sánchez Lihón: Leyenda fundacional de la civilización incaica.

Hace mucho tiempo, Wiracocha, creador de todas las cosas, había castigado a su pueblo dejando ruinas y desolación donde antes reinaba la dicha, florecían las plantas y verdecían los bosques, susurraba el agua en los arroyos y correteaban alegres y jubilosos los animales por el campo. ¿Qué había provocado tanta ira y cólera en el poderoso Wiracocha?

Supaya, el espíritu del mal, había sembrado vicios, mezquindades y desorden en el corazón de la gente y el padre creador, dolido y desengañado, quiso enviar ese cruel y ejemplar castigo.

Por eso provocó cataclismos. Hizo temblar inclementemente la tierra. Se desbordaron las aguas de lagunas y ríos, llegando hasta los más altos montes de la serranía. Soplaron vientos huracanados.

Cayeron heladas e invadió una implacable sequía por todos los confines. Los hombres huían aterrorizados.

Los que pudieron salvarse buscaron refugio en las cuevas; perdiendo toda su memoria y todas sus virtudes. Perdieron su sentido de familia y de seres colectivos. Se convirtieron en seres huraños, apartados y agresivos, viviendo como bestias indómitas. El castigo entristeció a Wiracocha, y perduró milenios en los cuales sólo reinó la aridez y el silencio.


Pero un día Inti, el hijo más querido del dios, se aproximó a su padre y le habló de este modo:

– Padre y señor mío. Creador de todo lo creado y por crearse. Corazón bienhechor y magnánimo: éste tu hijo, humillado ante ti y acongojado por lo ocurrido, te suplica que ya se calme tu cólera. No es bueno que los míseros mortales deambulen en la tierra cual fieras abandonadas.

– Dime hijo, ¿he de crear una nueva progenie?

– No es necesario, padre. Permite, más bien, que dos de mis hijos –en realidad lo mejor de mi linaje, que es también tuyo– vayan hasta ellos a educar y enseñar, enderezando aquellos destinos equívocos.

Wiracocha escuchó sereno y dichoso la voz de su hijo y así se expresó:

– Inti, el más amado de mis hijos, desde hoy te llamarás “el generoso e incomparable”. Tus razones conmueven profundamente mi corazón y mi alma. No en vano eres mi predilecto y el más brillante de los seres que he creado. Se cumplirán tus deseos. Que enrumben pues tus hijos a la tierra desolada para adoctrinar a los hombres en el bien, el trabajo y la belleza.

Va entonces el Sol hasta la isla sagrada que flota al centro del lago Titicaca, donde moran purificados sus dos radiantes hijos. Envuelto el sol en llamaradas de luz, rayos y arco iris, y tomando suavemente a sus hijos de los brazos, les dijo:

– Hijos míos: ha llegado la hora que emprendan la misión para la cual están destinados.

– Dinos padre lo que debemos hacer y estaremos listos a emprender, –respondieron ambos.

– Irán y reunirán a los hombres que habitan como animales montaraces por cuevas y malezas. Despertarán su conciencia adormilada y les enseñarán a vivir en comunidades y a ser útiles y dichosos en el trabajo.

– Padre querido –dijo el varón– ¿Y a ti, dónde podremos encontrarte?

– Yo saldré cada día a dar una vuelta por el firmamento para ver las necesidades que en él se ofrecen, a fin de ayudar a solucionarlas. Quiero que ustedes al verme cada mañana me imiten en este ejemplo, comportándose como verdaderos y legítimos hijos míos.


Luego les entregó insignias de realeza, un cetro y una barreta de oro, diciéndoles:

– Donde se hunda esta barreta fundarán una ciudad. Allí construirán mi templo y gobernarán con leyes justas y actitudes honestas. Así darán inicio a un largo linaje y muchos pueblos se sujetarán a su mandato.

Y así como había llegado hasta ellos su padre súbitamente desapareció. Ellos se encontraron, emergiendo de las aguas bamboleantes del lago, una balsa de totora recubierta de oro.Subieron en ella y se dirigieron en la dirección señalada 

por el Sol. El varón tenía por nombre Inca Manco Cápac y la mujer Colla Mama Ocllo.

Salieron del lago y caminaron por la tierra devastada con rumbo nordeste. Y por donde quiera que pasaran probaban a hundir la barra de oro.

Después de recorrer una larga distancia encontraron y entraron a un recinto prodigioso llamado Pacaritambo, que significa lugar donde se amanece. Allí existían las semillas de todas las plantas, el germen de todas las cosas, el espíritu de todos los seres. Allí descansaron y de allí salieron el último día de su peregrinar por los caminos.

Llegaron en su recorrido a las faldas del cerro Huanacaure en donde el Inca probó hincando la barra de oro. Y, ni bien la puso en tierra, aquella se hundió con facilidad, desapareciendo de sus manos.

Entonces él dijo a su compañera: Aquí es. En este valle manda nuestro padre que acampemos y hagamos nuestra morada para cumplir su voluntad. Vamos a convocar y atraer a la gente que anda dispersa para adoctrinarlos y conducirlos al bien que nuestro padre Sol nos manda.

El Inca fue al norte y la Colla al sur. Y rescatando a los hombres de los montes y la maleza les decían:

– Vengan. Nuestro padre el Sol quiere que vivamos de este modo.

Y les enseñaban principios de conducta, modelos de virtudes y toda labor necesaria para mejorar y dignificarse en la vida.

Viéndolos relucientes, ataviados con los ornamentos que el Sol les había dado y escuchando que sus palabras eran atinadas y armoniosas, los siguieron y obedecieron maravillados.

Manco Cápac dio instrucciones a los hombres acerca de cómo vivir. Enseñó a cultivar la tierra, a sembrar las plantas, a fabricar arados y demás instrumentos de labranza.

A hacer acequias para aprovechar el agua de los arroyos y también a componer calzado; amonestándoles siempre a que fuesen buenos.

Mama Ocllo se dedicó a enseñar a las mujeres los oficios propios de ellas. A cómo trasquilar animales y escarmenar, hilar, tejer lana y algodón, haciendo vestidos para sus hijos y demás miembros de la familia. Así mismo, a destetar a los niños y a preparar los alimentos.

Ambos orientaron a los muchachos, por un lado, a perder el miedo a los fenómenos naturales y, por otro, a fortalecer su carácter, a ser amables y diligentes.

También indicaron cómo debían aumentar los rebaños y pastorearlos en el campo, cómo adornar con flores e hilos de colores en las cabezas de llamas, guanacos y alpacas.

Nos enseñaron a cómo debíamos querernos, protegernos y amarnos estableciendo el ayni que es la reciprocidad; de ser agradecidos, generosos y afectivos para con nuestros hermanos, la vida y la naturaleza.

Manco Cápac, alrededor del templo que alzó para honrar a su padre el Sol, sembró una chacra de maíz, papa, quinua y cañihua cuyas semillas, sacadas de la cueva de Pacaritambo, repartía entre la gente para que las cultive.

Fundó la ciudad del Cuzco, dividiéndola en dos partes:

Hanan Cuzco (parte alta), de cuyo cuidado se encargó él, y Hurin Cuzco (parte baja), cuyo cuidado encargó a Mama Ocllo.

En ella construyeron grandes palacios, acueductos y fuentes. El templo del Sol estaba guarnecido con gruesas planchas de oro. Una población laboriosa se sentía feliz de constituir una extensa y rica nación…

Se estableció la alegría, la felicidad y la fiesta universal y obligatoria en relación al trabajo, los valores y los afectos.

La sabiduría de sus leyes hizo la prosperidad moral y material de sus habitantes.

La clave de su grandeza fueron estos preceptos morales: ama sua, no seas ladrón; ama quella, no seas ocioso y ama llulla, no seas mentiroso. Ser honestos, ser trabajadores, ser veraces.

Sobre esas bases se forjó el gran Imperio del Tahuantinsuyo.