miércoles, 25 de mayo de 2016

Encuentro entre Martín Miguel de Güemes y Juan Martín de Pueyrredón

Cobos - Salta

15 de Junio de 1816



Junto a sus tropas, formadas por gauchos y baqueanos de escasa formación militar, pero con un enorme conocimiento del terreno, y sobre todo, con el coraje y la motivación de defender sus propias tierras; Martín Miguel de Güemes, utilizando el sorprendente sistema de guerra de guerrillas, o guerra de desgaste, el cual consistía en un asedio permanente al enemigo y a la concreción de muy cortas escaramuzas, con el fin de dañar la moral de las tropas realistas, y de apoderarse de armas, pertrechos, provisiones o cualquier cosa que les fuera útil al gauchaje; mantuvo segura la frontera norte de nuestro país, hostigando, retrasando e impidiendo que los españoles llegaran hasta la ciudad de Córdoba, objetivo muy importante para ellos, puesto que desde allí planeaban incursionar hacia Buenos Aires y hacia la región de Cuyo, lugar donde ya se encontraba el General José de San Martin preparando le enorme epopeya que lo llevaría al cruce de Los Andes y posteriormente a luchar por la libertad de los países de la patria grande Latinoamericana.

En el marco de la Tercera Expedición al Alto Perú, el general José Rondeau establece su cuartel general en la localidad de Huacalera, mientras tanto Güemes, junto con sus gauchos, librando pequeñas escaramuzas, con la colaboración de Fernández Campero, logró llegar hasta Yavi. Ante esta circunstancia, y con cierto temor de seguir perdiendo prestigio y respeto ante la tropa, Rondeau destituye a Güemes y nombra como nuevo Jefe de Vanguardia al coronel Martin Rodríguez, en cual aún, no contaba con experiencia suficiente en este tipo de circunstancias. Recibió ordenes de entrar a la zona de la Puna y lograr una victoria que cambiase la imagen del ejercito; lo que se obtuvo fue totalmente lo contrario, en un alto realizado en el paraje “El Tejar”, el comandante enemigo Antonio Vigil detecta la presencia de las tropas de Martin Rodríguez, y atacando por sorpresa logra someterlo con cierta facilidad, lo hace prisionero junto con varias de sus tropas. Mariano Necochea logra huir e informar de lo sucedido.

Mientras tanto Francisco Fernández de la Cruz es nombrado en reemplazo de Martin Rodríguez, debiendo avanzar hacia “El Tejar” y luego tomar rumbo hacia Puesto del Marqués, lugar este donde se tenía conocimiento que estaba guarecida la vanguardia del enemigo; conformada por una fuerza de 300 hombres de Vigil, a los que se agregaron 300 hombres más provenientes de Cangrejos. Debido a la vigencia de la reciente tregua pactada entre Olañeta y Rondeau, y confiados por su mayor numero, equipamiento y experiencia (recordemos que estas tropas realistas eran las mismas que años antes habian derrotado a Napoleón, a quien lograron expulsar de España), los españoles se encontraban distendidos y sintiéndose seguros.

Francisco Fernández de la Cruz contaba con una mayor experiencia respecto a su predecesor, por lo cual creyó conveniente formar una fuerza de compuesta por caballería ligera, por gauchos conocedores de la zona. Estaba a la espera de órdenes superiores para comenzar el ataque. Ante esta indecisión, a lo que se sumaba la falta de iniciativa de José Rondeau, Martin Miguel de Güemes decide avanzar hacia Puesto del Marqués, se pone en marcha a las dos de la mañana al mando de un regimiento de Dragones conjuntamente con mil gauchos de Salta y de Jujuy. Fernández de la Cruz decide entonces poner en marcha a la Infantería, ordenando entonces la partida del batallón “Los Cazadores” al mando de Rudecindo Alvarado.

El regimiento de Dragones debe retrasar su marcha y esperar a la infantería, los gauchos, en cambio, lograr avanzar rápidamente en la noche y llegan poco antes del amanecer al Puesto del Marqués, a las 05:30 de la mañana, y viendo que las tropas enemigas se encontraban entregadas al descanso, Martin Miguel de Güemes da la orden de atacar. La embestida de los gauchos, rápida y feroz, provocó una matanza entre las tropas enemigas; en el entrevero murieron cuatro oficiales enemigos, 105 soldados realistas, fueron heridos o tomados prisioneros cinco oficiales y 117 soldados. El parte de guerra de este hecho consigna que los españoles perdieron todas sus armas, municiones, pertrechos, guiones, equipajes y bestias. Por su parte, solo dos gauchos Salteños y Jujeños sufrieron heridas. Este glorioso día, 14 de Abril de 1815, sería la única victoria alcanzada en la Tercera Expedición al Alto Perú.

En su parte de guerra el general José Rondeau, no reconoció explícitamente la destacada actuación de Martin Miguel de Güemes en la batalla de Puesto del Marqués, nombrando, en cambio, como héroe de la acción al general Fernández de la Cruz. De todas formas, ante la evidencia de lo destacado, informó “...los valientes gauchos con su jefe y la oficialidad son tan recomendables y fue tanta su bizarría que nada tuvieron que envidiar a las tropas más aguerridas...”.

En este punto debemos destacar que Martin Miguel de Güemes, junto con sus gauchos, salteños y jujeños, vencieron nada menos que al poderoso ejército español, cuyas tropas contaban con mayor experiencia, equipamiento y disciplina, y eran esas mismas tropas las que vencieron y expulsaron a Napoleón Bonaparte y a su poderoso ejército, de España.

Ante esta falta de reconocimiento Martin Miguel de Güemes decide dirigirse a Rondeau en persona, pero este se niega a recibirlo y ordena a Hilarión de la Quintana despachar a Güemes, esto provocó un grave altercado, que no pasó a mayores por la pronta intervención de los presentes, debido a que la vida de Hilarión de la Quintana estuvo en peligro. Este incidente fue el detonante de la ruptura entre José de Rondeau y Martin Miguel de Güemes. Aduciendo enfermedad, Güemes regresa a Salta, pero 
hubo otras razones para esta vuelta, entre ellas debido a la segregación de Tucumán, Salta había quedado en estado de abandono político.

En su regreso lo siguen 400 gauchos, luego, en su paso por Jujuy, requiere fondos para pagar sueldos atrasados para sus tropas al tesorero Del Pino, cosa a la que este se negó. Se apodera de 700 fusiles del arsenal de Jujuy, que según su criterio eran de Salta. Ante la retirada de Martin Miguel de Güemes y sus tropas, el general Rondeau nombra en su reemplazo, como jefe de vanguardia, a José Antonio Álvarez de Arenales, quien, y mostrando un profundo respeto y lealtad hacia Güemes, no acepta el cargo, esta negativa viene a reforzar aún más la ya deteriorada imagen de José de Rondeau.

Entonces José Rondeau declara rebelde y traidor a Martin Miguel de Güemes, este, instalado en su cuartel general en la localidad de Cerrillos, envía a su avanzada a La Caldera, para hostigar a las tropas de Rondeau. En este clima de tensión, Martin Miguel de Güemes se reunió en el fuerte de la localidad de Cobos con Juan Martin de Pueyrredón, quien se encontraba en el norte debido a que en enero de 1816 había sido electo como diputado por San Luis al Congreso de Tucumán, congreso en el cual se proclamó la independencia de las Provincias Unidas y durante el cual, Pueyrredón fue electo Director Supremo de las Provincias Unidas del Rio de la Plata. Como fruto de esta reunión Juan Martin de Pueyrredón envía una carta a José de Rondeau donde lo insta a replegarse hacia Tucumán dejando a Martin Miguel de Güemes a cargo de la defensa de la frontera norte, esta misiva dice lo siguiente:

“Tome VS. cuantas medidas sean necesarias para poner en movimiento todo el ejercito de su mandato en retirada para la ciudad de Tucumán….De las piezas de montaña entregará también V.S. dos con su competente tren y municiones al dicho señor coronel Güemes, a cuyo cargo, actividad y celo queda confiada la defensa de las provincias y la seguridad de ese Ejército”
(Confróntese LUIS GÜEMES, Güemes documentado, tomo 3, páginas 394 y 395).

En este encuentro queda claro, al menos ante los ojos de Juan Martin de Pueyrredón, el enorme esfuerzo llevado a cabo por Martin Miguel de Güemes junto con sus gauchos salteños y jujeños; todo esto realizado con escasos recursos, recursos provistos, muchas veces por ellos mismos, o donado por las familias salteñas y jujeñas. Es además, de suma importancia la tarea que le es encomendada a Güemes, ya que según pudo comprobar personalmente Pueyrredón, las expediciones por este lado de Sudamérica hacia el Alto Perú, contaban con escasas posibilidades de éxito, habiendo sufrido el ejercito del norte, la perdida de muchas batallas, bienes, vidas, territorios y libertades; siendo solo el triunfo de Martin Miguel de Güemes en Puesto del Marqués uno de los escasos éxitos de la tercera expedición; y es, precisamente, la táctica de guerra de guerrillas, de guerra de recursos que manejaba tan hábilmente Güemes con sus gauchos, la única esperanza de defender la frontera norte; impidiendo de esta manera que el ejército realista penetre en nuestro territorio primero a Tucumán, y desde allí a Córdoba, estratégico sitio final tan anhelado por los generales españoles, ya que desde la ciudad mediterránea era prácticamente un hecho el arribo de estos hasta Buenos Aires y también hacia la región de Cuyo, donde ya se encontraba José de San Martin preparando y planeando su más grande epopeya libertadora, ya que, entonces, se vio con mayor factibilidad el arribo por mar, a través de Chile, hacia el Alto Perú; estos planes solo eran conocidos de antemano solo por San Martin y por Juan Martin de Pueyrredón, luego de su reunión de dos días entre ambos, hecho ocurrido entre los días 20 y 21 de julio de 1816 en la ciudad de Córdoba. 

Hoy, tenemos ante nosotros la posibilidad de apreciar, con la perspectiva que nos brinda el tiempo y todo lo escrito y relatado, la verdadera magnitud de nuestro héroe gaucho y a su enorme contribución en la lucha por la independencia de nuestro país, y de toda nuestra hermandad sudamericana, ya que cumplió lo encomendado por Juan Martin de Pueyrredón, pero por sobre todo por el profundo amor hacia su tierra y hacia su gente, al cumplir su rol de vital importancia como defensor de la frontera norte de nuestro país, defensa esta que contribuyó a que el General José de San Martin completara el cruce de Los Andes y todo lo consiguiente, sabiendo que, desde este lado de la frontera, el país estaba protegido por los heroicos gauchos de Martin Miguel de Güemes.

Ariel Pablo Brito