lunes, 31 de julio de 2017

La Pachamama


Dicen los indios: ¿Que tiene dueño la tierra? ¿Cómo así? ¿Cómo se ha de vender? ¿Cómo se ha de comprar? Si ella no nos pertenece, pues. Nosotros somos de ella. Sus hijos somos. Así siempre, siempre. Tierra viva. Como cría a los gusanos, así nos cría. Tiene huesos y sangre. Leche tiene, y nos da de mamar. Pelo tiene, pasto, paja, árboles. Ella sabe parir papas. Hace nacer casas. Gente hace nacer. Ella nos cuida y nosotros la cuidamos. Ella bebe chicha, acepta nuestro convite. Hijos suyos somos. ¿Cómo se ha de vender? ¿Cómo se ha de comprar?
Eduardo Galeano – Memorias del fuego.



La tierra es la fuente de sustento de toda la humanidad. En la tierra se realiza y dignifica el trabajo de los hombres y de las mujeres. De la tierra obtenemos los alimentos para vivir. Para los quebradeños y quebradeñas la Pachamama es algo sagrado. Es por eso que la nombramos diciendo: «Pachamama Santa Tierra». Al igual que sus hijos, come, bebe, respira y descansa: es una madre llena de vida, pero para recibir su protección debemos protegerla y para recibir un buen alimento debemos alimentarla. La tierra es Pachamama en toda la región andina, y en la mayoría de los pueblos indígenas de América es venerada como Madre Naturaleza.

Desde muy pequeños hemos aprendido de nuestros abuelos que la Pachamama es nuestra madre y todos los seres humanos somos sus hijos. A medida que crecemos reafirmamos y transmitimos este sentimiento: como hijos tenemos que cuidar a nuestra madre y como hermanos debemos cuidarnos entre nosotros por el bien de la humanidad entera.

También aprendimos que la Pachamama es nuestra casa y que en este hogar convivimos seres humanos, animales y plantas. Todos los seres vivos estamos íntimamente relacionados con el aire, el agua, el suelo y los vientos, es decir con todas las fuerzas de la naturaleza que componen el medio ambiente.

“La Pacha nos cría y la Pacha nos come”, “así como cuida, castiga; nos mantiene sanos o nos conduce a la enfermedad”. “No se ignora que la Madre Tierra niega sus cosechas a los hijos ingratos y los castiga, pero ¿quién podrá olvidar a la Pachamama? ¿Quién podrá mezquinarle nada?” El primer trago siempre es para ella: “vamos a chayar”, “vamos a pagar a la Pacha”, decimos.

La chayada
Changuito con su caja recita 'Siga la huella, huellando siga la chaya, chayando, hagamos la cacharpaya que no se vaya llorando'

El acto de chayar es una ceremonia sencilla y humilde a través de la cual se agradece a la Pachamama. Nuestros abuelos nos enseñan que mientras dure nuestra existencia siempre estamos en deuda con la madre naturaleza, y que muchos logros obtenidos en la vida (en lo económico, en lo familiar, en los estudios, etc.) se los debemos a ella.

El hombre puede lograr su bienestar en la medida en que se desarrolla en comunidad respetando a las personas mayores, a los animales y a las plantas y siendo siempre un agradecido de la vida que le debe a la Pachamama. “Hasta las piedras hay que respetar porque ellas nos sirven de testigos del paso por esta vida”, decía una abuela.


La chayada es muy practicada en las zonas rurales donde la agricultura y la ganadería constituyen la principal actividad económica. En el campo existe una relación más directa entre el hombre y la naturaleza: se chaya cuando se incorporan elementos nuevos para la labranza de la tierra: arados, palas, picos, semillas, etc.; así también cuando se incorporan elementos necesarios para el manejo del ganado: corrales, remedios, jeringas para vacunar, lazos y ensillados, etc.

También en las zonas urbanas, en los pueblos y aun en las grandes ciudades, se chayan automóviles, televisores, heladeras, computadoras, etc., con la alegría de incorporar nueva tecnología en el hogar y en el trabajo. “Para que dure”, “para que no se arruine” y “que sea en buena hora”, decimos. Nuestros padres nos recuerdan que la chayada nos ayuda a mantener el equilibrio con las fuerzas de la naturaleza.

La Pachamama y los cultivos

La actividad agrícola de los antiguos quebradeños se realizaba a través de ciclos de rotación de suelos y cultivos. Este sistema se utilizaba para no cansar la tierra. Aún tiene vigencia y es valorado por muchos. Para realizar esta práctica la familia siembra en la mitad de los rastrojos que posee, los restantes son cultivados al año siguiente o cuando han descansado lo suficiente.

Los ciclos de rotación tienen que ver con la calidad del suelo, el clima y los cultivos. La papa y el maíz –por ejemplo- requieren suelos ricos en nutrientes, por lo tanto las tierras destinadas a este tipo de cultivos necesitan de mayor tiempo de descanso. En los Valles se acostumbra echar el ganado en los rastrojos que están descansando, ya que el guano de los animales abona la tierra.

Decía una abuela de Hornaditas:
Todo tiene su tiempo... tiene su tiempo de sembrar, su tiempo de cosechar, su tiempo de nacer y de crecer... Hay que hacer descansar la tierra, ya no quiere dar, no quiere producir. Debe ser porque muchas veces despreciamos a la comida, muchas veces botamos la comida... O le hacemos sufrir de agua a las plantitas... Es que ahora no le dejamos descansar a la tierra, no la alimentamos, no le damos abono, no le pagamos como corresponde... No sé, será que ya los años están cambiados...” 

 
La Pachamama y los animales
En la Quebrada de Humahuaca muchas costumbres relacionadas con el manejo del ganado tienen que ver con honrar a la Pachamama y, desde antes de la conquista española se practicaban principalmente con la llama.

Al llegar a estas tierras, los españoles introdujeron vacas, ovejas, cabras, caballos, mulas y burros. Los ritos antes realizados con la llama pasaron a practicarse también con los animales incorporados.

Cuando se ruega a la Pachamama por una buena cosecha también se pide por el multiplico de los animales, es decir, el acrecentamiento y la reproducción de la tropa.

Los ruegos a la Madre Tierra se realizan a través de ceremonias especiales como la señalada y la marcada del ganado. El ruego por el multiplico es en definitiva el ruego por la continuidad de la vida, ya que ésta depende de la reproducción.

Muchas veces el agua no alcanza porque llueve poco, porque hay muchos regantes, porque hace mucho calor, etc. Esto perjudica a nuestros cultivos, rinden menos y a veces pueden llegar a perderse totalmente. Por ello tenemos que ser conscientes, usar bien el agua y respetar los turnos, de manera que todos podamos llegar a buen fin con nuestros cultivos. En el pueblo también nos quedamos a veces sin agua potable. Algunos días de verano, no sale ni una gotita. 


El ruego por la reproducción de la vida en las señaladas y marcadas
En la señalada se cortan de una forma determinada las orejas de las cabras, vacas, llamas y ovejas, mientras que en la marcada se coloca una identificación en el anca de vacas, caballos, mulas y burros. La marca y la señal pertenecen a los dueños del ganado. Algunas de las señales se llaman yugo, higuera, zarcillo, cajón, orejano, agujero, horqueta o tajo.

Por lo general, las señaladas y marcadas se acompañan con una gran fiesta en la que participa y colabora toda la comunidad. Es la fiesta del ganado y tiene lugar entre diciembre y febrero de cada año. Se aprovecha también esta ocasión para hacer un recuento de los animales, por eso en muchos lugares se los llama “ródeos”.
llamas

Con la señal y la marca los animales quedan identificados plenamente con el resto de la tropa y con sus dueños, pero estas ceremonias no sólo se celebran por esta razón: son acontecimientos especiales en donde los miembros de la comunidad reafirman lazos de parentesco, solidaridad, amistad y compadrazgo. También se celebra por la abundancia: es época de cosecha, hay suficiente pastura para los animales, hay suficiente agua, etcétera.


Existen señales que se conservan desde hace más de 150 años. Es decir, que se han transmitido de generación en generación manteniendo viva la memoria de los seres queridos, como los abuelos y tatarabuelos o de los parientes que se fueron lejos y que no regresaron más al campo. En la zona de la Quebrada es frecuente que esta herencia se realice por vía femenina -de abuelas a hijas y de estas a las nietas-. Es que en muchos casos las mujeres se ocupan del ganado, especialmente del llamado ganado menor.

Las ceremonias se realizan de acuerdo con la costumbre que posee cada familia. No hay reglamentos que se deban cumplir y ninguna opinión prima por encima de otras opiniones. Todos los actos cobran un enorme significado: se elige el día, se adivinan las condiciones del clima en las hojas de coca, se cuida de no decir palabras ásperas, se dejan de lado actitudes mezquinas, se busca crear un clima de armonía entre los participantes, etc. Las actitudes malas pueden repercutir negativamente en el ruego que se hace a la Pachamama por la suerte y el multiplico. Con la ayuda de Ramón vamos a contarte cómo se hace la marcada en Loma Larga.

Una vez elegido el día para hacer la marcada, mi familia se reúne para ayudar a la abuela a preparar la chicha de maíz. El tío Carlos ensilla el caballo para ir a invitar a los vecinos. Con anticipación la abuela les manda mensajes a los hijos que viven en el pueblo para que vengan.

En el medio del corral se coloca una bandera blanca que es señal de fiesta. Los animales y sus dueños se ponen de fiesta. Todos los vecinos de Loma Larga vienen para brindar por los dueños de casa y para rogar por la suerte y el multiplico de los animales.


Mi abuela concurre al corral con el quepi en donde lleva la marca, las flores, las lanas de colores, el sahumerio, la chuspa de coca, la chuspa para recibir los cortes de oreja y otras cositas más.

La marca está llena de flores. El quepi lo prepara en el rebozo más bonito que tiene y lo lleva ella porque es la dueña de los animales.

Toda la gente que llega se va incorporando al trabajo en un clima de fiesta: unos hachan leña, otros pircan el corral en los portillos, otros atajan los animales en la puerta -sobre todo aquellos que son más bravos-; otros hacen flores con lanas de colores, otros sirven la chicha y el yerbeau, otros echan los animales para que disparen, los más experimentados concurren a tirar el lazo para pialar los animales.

Cuando se voltea un animal, se lo coloca mirando al sol de mañana, se lo sujeta bien y los dueños de casa pagan al que lo volteó con un vaso de chicha. El dueño de la hacienda coloca la marca. Existe la creencia de que si el animal bala, es porque pide chicha, entonces acude una persona con el chuyerito a fin de convidarle chicha. Luego las mujeres le colocan flores de lana en las orejas, le ponen un poco de papel picado y talco, un poco de serpentina en las astas -si es que las tiene- y finalmente se lo suelta.

También se le corta la punta de la cola con la creencia de que se ahuyentarán los males o enfermedades contagiosas. A las vacas y toros que tienen astas muy puntudas, se los descorna para que no se lastimen entre ellos y para que no lastimen a las personas.

¡Cuidado! La abuela Fulgencia cuida todos los detalles... Por ejemplo el de no soplar el fuego con la boca porque sino “a la suerte se la lleva el viento” o “se escapa sola la suerte”.

Cuando se termina de marcar los animales se piala a los «illas» o guías del ganado -la vaca más lechera, la vaca más vieja, el hechor (reproductor) o los bueyes-, a los que se les ponen flores en las orejas y serpentina y vinchas en las astas.

Después de adornar a los «illas» se dan tres vueltas al corral para el lado derecho. Los participantes van tirando flores y chicha a los animales mientras cantan coplas de agradecimiento y de buenos augurios para los dueños de casa.
indígenas trabajando con telas

Como en muchas otras celebraciones o fiestas populares de nuestra zona, también se da lugar al juego y a la representación. En las señaladas suele enflorarse y marcarse con tinta a las personas presentes, quienes deberán balar para recibir como pago un vaso de chicha.

En las señaladas también se hace el casamiento de las ovejas y en “Todos Santos” se bautiza a las guaguas de pan.

En mi pago de Ocumazo, para el despacho de las almas se espera a los yungas y vitiches que llegan a vender yuyitos para el mal de amor, para curar enfermedades, para la tiricia, etc.

También se cantan coplas para los animales y se los echa –por la puerta del corral- para el lado del sol de mañana. Los presentes se arrodillan para rezar por la buena suerte y el multiplico. Sacándose el sombrero arrancan pastito y le tiran a los animales: se ruega a la Pachamama para que no les falte el pasto que es su alimento, para que no haya sequía, para que no se pierda la hacienda, para que no se despeñen, etc.

Niño canta 'Este es el nuevo remate sacadito de lao de Cañas ya hemos marquiado las vacas overitas y castañas - Señora sueña de casa yo ya habia siu su señal para el año como hoy diya la hacienda llene el corral.'

Cuando se termina el despacho de los animales todos concurren a la apacheta o pachamamero. Entonces el dueño de los animales enlaza el pachamamero, se abre el lazo y todos se colocan dentro, formando un círculo, para que “no se escape la suerte”.

En la apacheta, todos los presentes agregan una piedra más pidiendo la unión de toda la comunidad o de la familia. En un acto de profundo respeto, el dueño de casa retira unas piedras de un costado de la apacheta y abre un agujero en la tierra en donde se le ofrecen a la Pachamama los cortes de orejas, de astas y de colas. Las personas que desean rogar por el multiplico se acercan con un puñado de hormigas.

Las hormigas se traen en una lanita desde los hormigueros que hay por el campo. Las rojitas, bien malitas, las que salen por montones: ¡esas son las mejores para ayudarte a pedir por el multiplico!

Luego del ofrecimiento a la Pachamama se chaya con abundante chicha, hojas de coca y se tapa con tierra. Más tarde todos se dirigen a la casa del dueño de la hacienda donde se sirven comidas, bebidas, se cantan coplas y se baila hasta el otro día.

Cuidamos y honramos a la Pachamama
La relación entre hombre quebradeño y Pachamama se reafirma en todo momento: cuando se inicia la siembra, cuando se agradece por las cosechas, cuando se señalan y marcan los animales, en el despacho de las almitas, en “todos santos”, en carnaval, en las flechadas de una nueva vivienda, etc.

Estas costumbres son un claro ejemplo de que la Madre Tierra está presente y se incorpora a la vida cotidiana en los momentos más importantes. También cuando se produce alguna enfermedad y se recurre al curandero, que nosotros llamamos “médico particular”, este procede primero a chayar la Pacha en señal de agradecimiento. Pide luz y claridad para tratar las enfermedades, para adivinar la suerte o para hacer una “limpia”. Aunque en todos los momentos del año se venera a la Pachamama, es en el mes de agosto cuando esta relación tiene su punto máximo. Se dice que la Madre tierra está acomodándose para engendrar la vida, por eso es un “mes bravo” en que hay que homenajearla especialmente.

Fuente: Educ.Ar

domingo, 9 de julio de 2017

Cambia, todo cambia - Mercedes Sosa

Cambia lo superficial 
Cambia también lo profundo 
Cambia el modo de pensar 
Cambia todo en este mundo 

Cambia el clima con los años 
Cambia el pastor su rebaño 
Y así como todo cambia 
Que yo cambie no es extraño 

Cambia el más fino brillante 
De mano en mano su brillo 
Cambia el nido el pajarillo 
Cambia el sentir un amante 

Cambia el rumbo el caminante 
Aunque esto le cause daño 
Y así como todo cambia 
Que yo cambie no es extraño 

Cambia, todo cambia 
Cambia, todo cambia 
Cambia, todo cambia 
Cambia, todo cambia 

Cambia el sol en su carrera 
Cuando la noche subsiste 
Cambia la planta y se viste 
De verde en la primavera 

Cambia el pelaje la fiera 
Cambia el cabello el anciano 
Y así como todo cambia 
Que yo cambie no es extraño 

Pero no cambia mi amor 
Por más lejos que me encuentre 
Ni el recuerdo ni el dolor 
De mi pueblo y de mi gente 

Lo que cambió ayer 
Tendrá que cambiar mañana 
Así como cambio yo 
En esta tierra lejana 

Cambia, todo cambia 
Cambia, todo cambia 
Cambia, todo cambia 
Cambia, todo cambia 

Pero no cambia mi amor


Ama sua, ama quella, ama llulla - Leyenda Inca de la creación


“Es una ley cósmica que nos dejaron nuestros antepasados. El ama sua, ama llulla, el ama quella. No robar, no mentir, ni ser flojo. Pero en la cultura occidental encuentras, encuentro el servilismo, el “llunqo”. Aumentamos nosotros en esta nueva generación el “ama llunqo”, “no ser servil”. Son principios que nos permiten dignificar la humanidad.”

Buscando la historia que da pie a tanta sabiduría me encuentro con este trabajo de Danilo Sánchez Lihón: Leyenda fundacional de la civilización incaica.

Hace mucho tiempo, Wiracocha, creador de todas las cosas, había castigado a su pueblo dejando ruinas y desolación donde antes reinaba la dicha, florecían las plantas y verdecían los bosques, susurraba el agua en los arroyos y correteaban alegres y jubilosos los animales por el campo. ¿Qué había provocado tanta ira y cólera en el poderoso Wiracocha?

Supaya, el espíritu del mal, había sembrado vicios, mezquindades y desorden en el corazón de la gente y el padre creador, dolido y desengañado, quiso enviar ese cruel y ejemplar castigo.

Por eso provocó cataclismos. Hizo temblar inclementemente la tierra. Se desbordaron las aguas de lagunas y ríos, llegando hasta los más altos montes de la serranía. Soplaron vientos huracanados.

Cayeron heladas e invadió una implacable sequía por todos los confines. Los hombres huían aterrorizados.

Los que pudieron salvarse buscaron refugio en las cuevas; perdiendo toda su memoria y todas sus virtudes. Perdieron su sentido de familia y de seres colectivos. Se convirtieron en seres huraños, apartados y agresivos, viviendo como bestias indómitas. El castigo entristeció a Wiracocha, y perduró milenios en los cuales sólo reinó la aridez y el silencio.


Pero un día Inti, el hijo más querido del dios, se aproximó a su padre y le habló de este modo:

– Padre y señor mío. Creador de todo lo creado y por crearse. Corazón bienhechor y magnánimo: éste tu hijo, humillado ante ti y acongojado por lo ocurrido, te suplica que ya se calme tu cólera. No es bueno que los míseros mortales deambulen en la tierra cual fieras abandonadas.

– Dime hijo, ¿he de crear una nueva progenie?

– No es necesario, padre. Permite, más bien, que dos de mis hijos –en realidad lo mejor de mi linaje, que es también tuyo– vayan hasta ellos a educar y enseñar, enderezando aquellos destinos equívocos.

Wiracocha escuchó sereno y dichoso la voz de su hijo y así se expresó:

– Inti, el más amado de mis hijos, desde hoy te llamarás “el generoso e incomparable”. Tus razones conmueven profundamente mi corazón y mi alma. No en vano eres mi predilecto y el más brillante de los seres que he creado. Se cumplirán tus deseos. Que enrumben pues tus hijos a la tierra desolada para adoctrinar a los hombres en el bien, el trabajo y la belleza.

Va entonces el Sol hasta la isla sagrada que flota al centro del lago Titicaca, donde moran purificados sus dos radiantes hijos. Envuelto el sol en llamaradas de luz, rayos y arco iris, y tomando suavemente a sus hijos de los brazos, les dijo:

– Hijos míos: ha llegado la hora que emprendan la misión para la cual están destinados.

– Dinos padre lo que debemos hacer y estaremos listos a emprender, –respondieron ambos.

– Irán y reunirán a los hombres que habitan como animales montaraces por cuevas y malezas. Despertarán su conciencia adormilada y les enseñarán a vivir en comunidades y a ser útiles y dichosos en el trabajo.

– Padre querido –dijo el varón– ¿Y a ti, dónde podremos encontrarte?

– Yo saldré cada día a dar una vuelta por el firmamento para ver las necesidades que en él se ofrecen, a fin de ayudar a solucionarlas. Quiero que ustedes al verme cada mañana me imiten en este ejemplo, comportándose como verdaderos y legítimos hijos míos.


Luego les entregó insignias de realeza, un cetro y una barreta de oro, diciéndoles:

– Donde se hunda esta barreta fundarán una ciudad. Allí construirán mi templo y gobernarán con leyes justas y actitudes honestas. Así darán inicio a un largo linaje y muchos pueblos se sujetarán a su mandato.

Y así como había llegado hasta ellos su padre súbitamente desapareció. Ellos se encontraron, emergiendo de las aguas bamboleantes del lago, una balsa de totora recubierta de oro.Subieron en ella y se dirigieron en la dirección señalada 

por el Sol. El varón tenía por nombre Inca Manco Cápac y la mujer Colla Mama Ocllo.

Salieron del lago y caminaron por la tierra devastada con rumbo nordeste. Y por donde quiera que pasaran probaban a hundir la barra de oro.

Después de recorrer una larga distancia encontraron y entraron a un recinto prodigioso llamado Pacaritambo, que significa lugar donde se amanece. Allí existían las semillas de todas las plantas, el germen de todas las cosas, el espíritu de todos los seres. Allí descansaron y de allí salieron el último día de su peregrinar por los caminos.

Llegaron en su recorrido a las faldas del cerro Huanacaure en donde el Inca probó hincando la barra de oro. Y, ni bien la puso en tierra, aquella se hundió con facilidad, desapareciendo de sus manos.

Entonces él dijo a su compañera: Aquí es. En este valle manda nuestro padre que acampemos y hagamos nuestra morada para cumplir su voluntad. Vamos a convocar y atraer a la gente que anda dispersa para adoctrinarlos y conducirlos al bien que nuestro padre Sol nos manda.

El Inca fue al norte y la Colla al sur. Y rescatando a los hombres de los montes y la maleza les decían:

– Vengan. Nuestro padre el Sol quiere que vivamos de este modo.

Y les enseñaban principios de conducta, modelos de virtudes y toda labor necesaria para mejorar y dignificarse en la vida.

Viéndolos relucientes, ataviados con los ornamentos que el Sol les había dado y escuchando que sus palabras eran atinadas y armoniosas, los siguieron y obedecieron maravillados.

Manco Cápac dio instrucciones a los hombres acerca de cómo vivir. Enseñó a cultivar la tierra, a sembrar las plantas, a fabricar arados y demás instrumentos de labranza.

A hacer acequias para aprovechar el agua de los arroyos y también a componer calzado; amonestándoles siempre a que fuesen buenos.

Mama Ocllo se dedicó a enseñar a las mujeres los oficios propios de ellas. A cómo trasquilar animales y escarmenar, hilar, tejer lana y algodón, haciendo vestidos para sus hijos y demás miembros de la familia. Así mismo, a destetar a los niños y a preparar los alimentos.

Ambos orientaron a los muchachos, por un lado, a perder el miedo a los fenómenos naturales y, por otro, a fortalecer su carácter, a ser amables y diligentes.

También indicaron cómo debían aumentar los rebaños y pastorearlos en el campo, cómo adornar con flores e hilos de colores en las cabezas de llamas, guanacos y alpacas.

Nos enseñaron a cómo debíamos querernos, protegernos y amarnos estableciendo el ayni que es la reciprocidad; de ser agradecidos, generosos y afectivos para con nuestros hermanos, la vida y la naturaleza.

Manco Cápac, alrededor del templo que alzó para honrar a su padre el Sol, sembró una chacra de maíz, papa, quinua y cañihua cuyas semillas, sacadas de la cueva de Pacaritambo, repartía entre la gente para que las cultive.

Fundó la ciudad del Cuzco, dividiéndola en dos partes:

Hanan Cuzco (parte alta), de cuyo cuidado se encargó él, y Hurin Cuzco (parte baja), cuyo cuidado encargó a Mama Ocllo.

En ella construyeron grandes palacios, acueductos y fuentes. El templo del Sol estaba guarnecido con gruesas planchas de oro. Una población laboriosa se sentía feliz de constituir una extensa y rica nación…

Se estableció la alegría, la felicidad y la fiesta universal y obligatoria en relación al trabajo, los valores y los afectos.

La sabiduría de sus leyes hizo la prosperidad moral y material de sus habitantes.

La clave de su grandeza fueron estos preceptos morales: ama sua, no seas ladrón; ama quella, no seas ocioso y ama llulla, no seas mentiroso. Ser honestos, ser trabajadores, ser veraces.

Sobre esas bases se forjó el gran Imperio del Tahuantinsuyo. 

martes, 4 de julio de 2017

El David - Miguel Angel



El David de Miguel Ángel representa a gran tamaño a este rey bíblico, al estilo clásico: completamente desnudo y como atleta, que porta en su mano izquierda una honda (apoyada sobre su hombro) y, en la derecha, una piedra. Son claramente apreciables los rasgos del rostro, el cabello rizado, la musculatura, la diartrosis y el contrapposto de la figura.

Miguel Ángel representa al rey David como atleta, pero no como joven atleta, sino como un hombre en la plenitud de su vida. El artista eligió, como motivo para la obra, el momento previo al enfrentamiento de David con el gigante Goliat (cuya cabeza no aparece derrotada a sus pies, como era usual en otras representaciones). Por ello, el aspecto contenido y expectante que nos muestra la figura, con los rasgos típicos de un luchador que se apresta al combate. Esa expectación se traduce en la mirada, enormemente penetrante, y se expresa también mediante la tensión corporal: la musculatura (e incluso los tendones y las venas) son claramente perceptibles. En definitiva, podemos hablar de un movimiento claramente contenido, que se convierte en pura tensión corporal.

Además, para que la tensión no pueda confundirse con un absoluto equilibrio, Miguel Ángel emplea el contrapposto y aumenta los volúmenes de ciertas partes del cuerpo, que vienen a simbolizar la fortaleza (no sólo ni mayormente física) del rey David. Tales rasgos son claramente perceptibles en el tamaño de la cabeza (cuyo canon corresponde a 1/8 del total del cuerpo) y en la potencia y tamaño de la mano derecha, que sujeta la piedra, arma que el rey empleará para derrotar a Goliat. Todo ello conduce al concepto de terribilitá que caracteriza otras obras del autor.

Todos estos rasgos convierten a la figura escultórica del rey David en un símbolo de la libertad, y representan a la perfección los ideales renacentistas de belleza masculina. 

El David fue encargado a Miguel Ángel, originariamente, por los canónigos de la catedral de Florencia (lugar donde se encontraba el bloque de mármol en el que se talló la obra). pero, una vez concluida ésta, y a la vista del resultado, el gremio de mercaderes de lana de la ciudad decidió adquirirla para situarla frente al Palacio de la Señoría, sede del gobierno de la ciudad, en la plaza del mismo nombre, de manera que sirviese como una clara representación de la libertad de la república florentina. En este sentido, la escultura es fiel reflejo de la mentalidad existente en Florencia, ciudad en la que los planteamientos de la burguesía dedicada al comercio y la banca se encontraban ampliamente extendidos.

Fragmento (2) de El Proceso - Frank Kafka


Intentaré ser honesto con usted, dijo K. No te engañes, dijo el sacerdote. ¿En qué podría engañarme?, preguntó K. Te engañas en lo que se refiere al tribunal, dijo el sacerdote, en la introducción a la Ley se ha escrito sobre este engaño: "Ante la Ley hay un guardián que protege la puerta de entrada. Un hombre que viene del campo que se acerca a él y le pide permiso para acceder a la Ley. Pero el guardián dice que en ese momento no le puede permitir la entrada. El hombre reflexiona y pregunta si más tarde podrá entrar. "Es posible" responde el guardián, "pero no ahora". 

Como la puerta de acceso a la Ley permanece abierta, como siempre, y el guardián se halla a un lado, el hombre se inclina para mirar a través del umbral y ver de ésta manera qué hay en el interior. Cuando el guardián advierte su intención, ríe y dice; "Si tanto te tienta, intenta entrar a pesar de mi prohibición. Pero ten en cuenta que soy poderoso y que, además, soy el guardián más insignificante. Ante cada una de las salas permanece un guardián, cada uno más poderoso que el otro. La mirada del tercero ya resulta para mí insoportable". El hombre procedente del campo no había imaginado tantas dificultades. La Ley, piensa, debe ser accesible a todos y en todo momento, pero al considerar ahora con más exactitud al guardián, cubierto con su abrigo de piel, al observar su enorme y prolongada nariz, la barba negra, fina, larga, tártara, decide que es mejor esperar hasta que reciba el permiso para entrar. El guardián le da un banquillo y deja que tome asiento a uno de los lados de la puerta. Allí se queda sentado días y años. Hace muchos intentos para que le permitan entrar y agota al guardián con sus súplicas. 

El guardián lo somete frecuentemente a cortos interrogatorios, le pregunta de su hogar y de otras cosas, pero son preguntas indiferentes, como las que hacen los grandes señores, y al final siempre repetía que aún no podía permitirle la entrada. El hombre, que estaba muy bien provisto para el viaje, utiliza todo, por valioso que sea, para sobornar al guardián. Éste lo acepta todo, pero al mismo tiempo le repite: "Sólo lo acepto para que no creas que has omitido algo". Durante todos los años que permaneció allí, el hombre observó al guardián de forma casi ininterrumpida. Se olvidó de los otros guardianes y éste le terminó pareciendo el único impedimento para tener acceso a la Ley. Los primeros años maldijo la desgraciada casualidad, más tarde, ya envejecido, sólo murmuraba para sí en un rincón. Finalmente se vuelve senil, y como se ha sometido durante tantos años al guardián en una larga contemplación, termina por conocer a una de las pulgas que habita en el cuello del abrigo de piel del guardián, por lo que solicita a la pulga que le ayude a cambiar la opinión del guardián. Por último, su vista, ya débil, no sabe reconocer si oscurece a su alrededor o si son sólo sus ojos los que lo engañan. 

Pero ahora advierte en la oscuridad un brillo que irrumpe indeleble a través de la puerta de la Ley. Ya no vivirá mucho más. Antes de su muerte se concentran en su mente todas las experiencias pasadas, que toman forma en una sola pregunta que hasta ahora no había hecho al guardián. Entonces le guiña un ojo, pues ya no puede mover su cuerpo entumecido. El guardián tiene que agacharse mucho porque la diferencia de tamaños ha variado en perjuicio del hombre de la provincia. "¿Qué quieres saber ahora?" pregunta el guardián, "eres insaciable". "Si todos buscan la Ley", dice el hombre, "¿Cómo es posible que durante todos estos años, sólo yo haya solicitado la entrada?". El guardián comprende que el hombre se encuentra en sus últimos instantes de vida y, para que su débil oído pueda percibirlo, le grita: "Ningún otro podía haber recibido permiso para entrar por esta puerta, pues está entrada estaba reservada sólo para ti. Me iré ahora y la cerraré".

Fragmento de El Proceso - Frank Kafka


––¿Cómo te imaginas el final? ––preguntó el sacerdote.
Al principio pensé que terminaría bien ––dijo K––, ahora hay veces que hasta yo mismo lo dudo. No sé cómo terminará. ¿Lo sabes tú?
––No ––dijo el sacerdote––, pero temo que terminará mal. Te consideran culpable. Tu proceso probablemente no pasará de un tribunal inferior. Tu culpa, al menos provisionalmente, se considera probada.
––Pero yo no soy culpable ––dijo K––. Es un error. ¿Cómo puede ser un hombre culpable, así, sin más? Todos somos seres humanos, tanto el uno como el otro.
––Eso es cierto ––dijo el sacerdote––, pero así suelen hablar los culpables.
––¿Tienes algún prejuicio contra mí? ––preguntó K.
––No tengo ningún prejuicio contra ti ––dijo el sacerdote.
––Te lo agradezco ––dijo K––. Todos los demás que participan en mi proceso tienen un prejuicio contra mí. Ellos se lo inspiran también a los que no participan en él. Mi posición es cada vez más difícil.
––Interpretas mal los hechos ––dijo el sacerdote––, la sentencia no se pronuncia de una vez, el procedimiento se va convirtiendo lentamente en sentencia.

Fragmentos - Franz Kafka



Fragmentos extraídos de:

El Proceso: Franz Kafka. Editorial Andrés Bello. Año 1998. 3º edición. 304 págs.
Los Sueños: Franz Kafka. Editorial Perfil Libros. Año 1998. 116 págs.
Carta al Padre: Franz Kafka. Editores Mexicanos Unidos. Año 1999. 94 págs.
No Soy Una Luz: Franz Kafka. Editorial Tiempo. Año 1977. 89 págs.
Carta al Padre: Franz Kafka. Editorial Perfil Libros. Año 1998. 108 págs.

Aforismos (Consideraciones acerca del pecado)

"El camino verdadero pasa por una cuerda, que no está extendida en alto, sino sobre el suelo. Parece preparada mas para hacer tropezar, que para que se siga su rumbo"."Todos los errores humanos son fruto de la impaciencia. Interrupción prematura de un proceso ordenado, obstáculo artificial levantado al derredor de una realidad artificial"."A partir de cierto punto no hay retorno. Este es el punto que hay que alcanzar""El poseer no existe, existe solamente el ser: ese ser que aspira hasta el último aliento, hasta la asfixia"."En un tiempo no podía comprender porqué no recibía respuesta a mi pregunta, hoy no puedo comprender como pude estar engañado hasta el extremo de preguntar. Pero no es que me engañase, preguntaba solamente". "Sólo temblor y palpitación fue su respuesta a la afirmación de que tal vez poseía pero no era".

"Lo que nos hace llamar con el nombre de juicio final al juicio universal, es sólo nuestra concepción del tiempo; en realidad se trata de un juicio sumario".

"Por fortuna, la incoherencia del mundo parece ser de índole solamente cuantitativa".


Carta a Felice, 21 de junio de 1913

"... Pero que me dices, Felice, acerca de una vida matrimonial en la cual, por lo menos durante algunos meses al año, el marido regresa de la oficina hacia las 2.30 o las 3, come, se acuesta y duerme hasta las 7 o las 8, cena rápidamente, pasea durante una hora, y luego comienza a escribir hasta la 1 o las 2 de la madrugada. ¿Serías capaz de aguantar todo esto? ¿No saber nada del marido, sino que está en su cuarto escribiendo? ¿Y pasar así todo el otoño y el invierno? ¿Y hacia la primavera recibir a ese hombre medio muerto junto a la puerta del escritorio, para tener que contemplar durante la primavera y el verano como se recupera para el otoño y el invierno? ¿Es esta una vida posible? Quizá, quizá sea posible, pero es preciso que tú reflexiones sobre ello hasta la última sombra de una duda."

Reflexiones sobre el pecado, el dolor, la esperanza y el verdadero camino (1917-1919)

Los cuervos afirman que un sólo cuervo podría destruir los cielos. Indudablemente, es así, pero el hecho no prueba nada contra los cielos, porque los cielos no significan otra cosa que la imposibilidad de cuervos.

Los Sueños de Kafka

Diarios, 6 de mayo de 1912.

"Soñé hace poco:Viajaba con mi padre por Berlín, en el tranvía. La característica de gran ciudad consistía en innumerables barreras de tránsito, a intervalos regulares, erectas, rayadas y bicolores, de punta roma. Fuera de eso, casi todo estaba vacío; pero había una multitud considerable de dichas barreras. Llegamos frente a un portón, descendimos del tranvía sin advertirlo, entramos por el portón. Detrás de éste se alzaba una pared muy empinada, que mi padre escaló casi bailando; se le volaban las piernas, tan fácil le resultaba el ascenso. Evidentemente, implicaba cierta falta de consideración el hecho de que no me ayudara en lo más mínimo, ya que llegué a la cima con infinito esfuerzo, a cuatro patas, retrocediendo muchas veces como si la pared se hubiera vuelto más empinada para mí. También era desagradable que estuviera cubierta de excrementos humanos, que se me pegaban en copos colgantes por todo el cuerpo, especialmente en el pecho.Yo los miraba con la cara inclinada, y les pasaba la mano por encima. Cuando por fin llegué arriba, mi padre, que ya salía del interior de un edificio, se me echó al cuello, me besó y me abrazó. Llevaba mi levitón anticuado, corto, acolchonado interiormente como un sofá, que yo recordaba muy bien. "¡Este doctor von Leyden! Es un hombre extraordinario", exclamaba repetidamente. Pero no había ido a visitarlo en su condición de médico, sino como a una persona digna de conocer. Sentí cierto temor de que me obligara a entrar también a mí, pero esto no ocurrió. Detrás de mí, a la izquierda, vi a un hombre que me daba la espalda, sentado en una habitación prácticamente construida de vidrio. Resultó que este hombre era el secretario del Profesor; que mi padre en realidad sólo había hablado con él, y no con el Profesor en persona, pero que de algún modo había llegado a comprender perfectamente, a través del secretario, los méritos del Profesor, de modo que en todo sentido tenía tanto derecho de juzgar al Profesor como si le hubiera hablado personalmente".

Diarios, 30 de agosto de 1912.

"Esta tarde, mientras estaba acostado en la cama, alguien hizo girar rápidamente una llave en la cerradura; durante un instante tuve cerraduras por todo el cuerpo, como en un baile de disfraz; aquí y allá, con breves intervalos, abrían o cerraban una de las cerraduras".

Carta a Felice Bauer del 17 de noviembre de 1912.

"La otra noche te soñé, es la segunda vez. Un cartero me traía dos certificadas tuyas y me entregaba una en cada mano con un movimiento magníficamente preciso de los brazos que saltaban como émbolos de una máquina a vapor. Eran cartas mágicas. Podía extraer cuantas hojas quisiera sin que los sobres jamás se vaciaran. Me encontraba a mitad de una escalera y estaba obligado, no te ofendas, a tirar sobre los escalones las hojas ya leídas si quería extraer más de los sobres. Toda la escalera de arriba a abajo estaba cubierta de manojos de hojas y el papel elástico, ligeramente sobrepuesto, enviaba un fuerte murmullo".

Carta a Felice Bauer del 28 de marzo de 1913.

"La ventana estaba abierta y en mi fantasía inconexa cada cuarto de hora yo saltaba por la ventana, continuamente, luego llegaba el tren y un vagón después de otro pasaba sobre mi cuerpo tendido en los durmientes y profundizaba y ensanchaba mis dos tajos: en el cuello y en las piernas".

Carta a Felice Bauer del 6 de agosto de 1913.

"Tuve durante la noche un verdadero ataque de locura, no lograba dominar mis ideas, todo se disolvía hasta que en medio de mi máxima angustia vino en mi ayuda la figura de un sombrero negro como de comandante napoleónico, que se apoyó sobre mi conciencia y la mantuvo apretada con fuerza. Mientras tanto el corazón me latía magníficamente, luego tiré la frazada, aun cuando la ventana estuviera abierta de par en par y la noche estuviese bastante fresca".

Díarios, 15 de octubre de 1913.

"Desesperado. Hoy, en el semisueño de la tarde: Este dolor terminará por hacerme estallar la cabeza. Y justamente en las sienes. Al imaginarme esto, lo que realmente vi fue una herida de bala; sólo que en torno del agujero los bordes estaban abiertos hacia afuera, con cantos afilados, como cuando se rompe violentamente una lata".

Diarios, 27 de mayo de 1914.

"Ayer el caballo blanco se me apareció por primera vez mientras me dormía; tengo la impresión de que surgió de mi cabeza, vuelta hacia la pared; pasó por encima de mí, y saltó de la cama, perdiéndose luego".

Diarios, 6 de agosto de 1914.

"Contemplado desde el punto de vista de la literatura, mi destino parece bastante simple. El deseo de representar mi fantástica vida interior ha desplazado todo lo demás, y además la ha agotado terriblemente, y sigue agotándola. Ninguna otra cosa podrá jamás conformarme".

Carta a Milena del 7 de agosto de 1920.

"Esta noche maté. Alguien, un pariente, durante un diálogo que no recuerdo, que sin embargo significaba que éste o aquel eran incapaces de algo —un pariente, entonces, terminaba diciendo irónicamente: "Entonces Milena quizá"—. Como respuesta lo despedazaba no sé cómo, luego volvía a casa exaltado, mi madre corría detrás mío y también en el pasillo tenía lugar una conversación parecida; al fin, rojo de rabia, gritaba: "Si alguien nombra a Milena con malas intenciones, por ejemplo el padre (mi padre), lo mato a él también o me mato". Luego me desperté, pero no había sido ni un dormir ni un despertar verdaderos".

Fragmentos de cuadernos y hojas sueltas.

"Vi, desde la ventanilla de una pequeña habitación que surgía en medio del bote, una mano que surgía para saludarme y el fuerte rostro de una mujer, enmarcado por un pañuelo de puntilla negro, que se asomaba para mirar. "¿Mamá?", y sonreí. "Si quieres dijo ella. "Tú eres mucho más joven que papá", observé. "Sí", dijo ella, "mucho más joven: él podría ser mi abuelo y tú mi marido." "Sabes", dije, "es impresionante navegar de noche, sólos en un bote, y descubrir de repente que hay una mujer a bordo."

Carta

"Soy un hombre cerrado, taciturno, poco sociable, descontento, sin que todo ello constituya una infelicidad para mí, ya que es solamente el reflejo de mi meta. De mi modo de vivir en casa se puede sacar alguna deducción. Vivo en familia con personas bonísimas y afectuosas, más extraño que un extraño. Con mi madre no he cambiado en estos últimos años más de veinte palabras de promedio al día; con mi padre, nada más que el saludo. Con mis hermanas casadas y mis cuñados no hablo en absoluto, sin que esto signifique que esté enojado con ellos. El motivo es sencillamente éste: no tengo absolutamente nada que decirles. Todo cuanto no es literatura me hastía y provoca mi odio, porque me molesta o es un obstáculo para mí, por lo menos en mi opinión".

23 de setiembre de 1912 Diarios.

"Esta historia de La condena la he escrito de un solo tirón en la noche del 22 al 23, desde las diez de la noche hasta las seis de la mañana. Me costó mucho trabajo sacar mis piernas tiesas de tanto estar sentado debajo, del escritorio. Ese terrible esfuerzo y la alegría de ver cómo la historia iba desarrollándose ante mí, cómo iba avanzando sobre las aguas. Varias veces en esta noche mis espaldas cargaron con mi peso. Cómo pueden decirse todas las cosas, cómo para todo, para las más extrañas ocurrencias, hay dispuesto un enorme fuego, en el cual se consumen y renacen. Tras la ventana se hizo el azul. Pasó un coche. Dos hombres cruzaron el puente. A las dos consulté por última vez el reloj. Cuando la criada pasó por primera vez por la antesala, escribí la última frase. Apagué la lámpara; luz diurna. Esos débiles dolores de corazón. Ese cansancio que desapareció mediada la noche. Mi trémula entrada en la alcoba de las hermanas. Lectura en voz alta. Antes, el estirarse ante la criada y decir: "He escrito hasta ahora". El aspecto del lecho inmaculado, como si acabaran de arreglarlo. La convicción confirmada de que al escribir mis novelas me encuentro en deshonrosas hondonadas del escribir. Sólo así puede escribirse, sólo en un contexto. así, con esa total apertura del cuerpo y del alma ..."

Praga, 9 de noviembre de 1903 Carta a Oscar Pollak

"Hace tiempo que no escribo. Con ello me pasa lo siguiente: Dios no quiere que yo escriba, pero yo tengo necesidad de hacerlo. Así se produce un constante tira y afloja, pero en definitiva Dios es el más fuerte, y hay en ello más desgracia de lo que puedas imaginarte. Hay en mi interior muchas fuerzas atadas a una estaca de la cual nazca quizás un verde árbol, mientras que liberadas podrían ser útiles a mí y al Estado. Pero con quejas no se desprende uno de ruedas de molino, y menos aún cuando uno les tiene cariño".

Carta al Padre

"Te lo ruego, papá, comprende lo que te digo, todos estos detalles no habrían tenido importancia por sí solos. Me deprimían únicamente por el hecho de que tú, el hombre que tan enormemente ha influido en mi vida, sin embargo, no observaba los mandamientos que imponía. Por ello subdividí el mundo en tres partes: una, en la cual vivía yo, el esclavo, bajo leyes que sólo hablan sido inventadas para mi y a las que yo, por otra parte —sin saber por qué— nunca más podía cumplir en forma satisfactoria: luego un segundo mundo, infinitamente lejos del mío, en el cual vivías tú, ocupado en gobernar, emitir las órdenes y disgustarte a causa de su incumplimiento; finalmente un tercer mundo, en el cual vivía el resto de la gente, feliz y sin órdenes ni obediencia"."Desde muy temprano tú me prohibías la palabra. Te recuerdo siempre amenazante "¡Ni una palabra de réplica!" y levantando la mano al mismo tiempo. Cuando se trata de tus asuntos, tú eres un excelente orador y yo adquirí en tu presencia un modo de hablar entrecortado, tartamudeante, y aun eso era demasiado para ti: finalmente me quedé callado, primero acaso por terquedad y más adelante, debido a que en tu presencia no podía ni pensar ni hablar". "Tú me decías: "Ni una palabra más" y con ello querías acallar en mí las fuerzas contrarias que te eran desagradables. Pero tal influjo era demasiado fuerte para mí, yo era demasiado obediente y enmudecí del todo, me oculté de ti y sólo osaba moverme cuando estabas tan lejos que tu poder, cuando menos directamente, ya no me alcanzaba".

"Entre nosotros no hubo realmente ninguna lucha; yo de inmediato estuve liquidado; lo que quedó era huida, amargura, tristeza, lucha interna".

Conversación con un periodista checo, Gustav Janouch

"Usted se toma demasiada molestia por cosas efímeras. En su mayor parte estos libros modernos son pálidos reflejos de lo cotidiano. Se extinguen demasiado pronto. Debiera leer más libros viejos. Clásicos. Goethe. Lo viejo extrovierte su valor íntimo, lo imperecedero. Lo que solamente tiene carácter de novedad es cosa pasajera. Hoy es bello, mañana parece ridículo... Tal vez es la ruta que sigue la literatura".

lunes, 3 de julio de 2017

El buen político

El político como humano que es tiene sus defectos y virtudes, tanto en lo personal como en la profesión que ejerce. Lo fundamental en él, como en una persona cualquiera, es que la balanza de su mundo interior se encuentre siempre desequilibrada a favor de lo que denominamos virtudes. Por ello, siempre es bueno saber qué cualidades o características positivas debe tener un buen político.

Obviamente éste debe poseer unos ideales que sean la base de esa tarea, de ese esfuerzo, que ha de ayudarle siempre a la toma de decisiones en beneficio de la mayoría de la sociedad, pues “nunca llueve a gusto de todos”. El ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, afirma que “un buen político debe tener capacidad de liderazgo moral”, es decir, capacidad de interpretar a la ciudadanía y, al mismo tiempo, capacidad para interpelarla”. Asimismo, Pujol, al referirse al buen político, manifiesta que “tiene la obligación de predicar, aunque se corra el riesgo de hacer el ridículo fácilmente o de molestar a sus votantes”. Para él, predicar significa enfrentarte con su propia gente. Si un político tiene sensibilidad, capacidad de decisión, amor por la política y claridad en las ideas para que éstas se transformen en realidades útiles, fructuosas, para la población que gobierna, podemos decir que esa persona es, políticamente, buena.

Cualquier sociedad, desea tener unos mandatarios que cubran todas las necesidades de ésta para vivir dignamente y con calidad de vida. Los gobernantes deben saber reunir a su alrededor a gente con talento político. El hecho de hacer un excelente reclutamiento de colaboradores es, para un mandatario cualquiera, primordial, pues sólo así podrá éste y su equipo ejecutar todas las decisiones que les demanda el pueblo que rigen. Además, es sumamente necesario que tengan la capacidad de integrar los consejos adecuados y provocar una verdadera preocupación para que todas las personas de la comunidad cumplan sus expectativas más allá de lo que se prometió en campaña.

Los buenos políticos deben tener integridad para hacer frente a los retos que se les vayan presentando, es decir, no basta con llevar a cabo lo que dicen o prometen, sino también tienen el deber de solventar, satisfactoriamente, los nuevos problemas que se le planteen. Del mismo modo, la autodisciplina es indispensable para ellos. Si practican ésta, resistirán los malos impulsos o tentaciones en especial en los ambientes políticos y empresariales, donde la corrupción es el camino fácil para hacer dinero. Asimismo, el buen político debe establecer un alto nivel de credibilidad para aglutinar a la sociedad a su alrededor y poder concretar y alcanzar los objetivos, realistas y viables, establecidos.

La sociedad quiere que sus políticos sean veraces y sensatos, positivos y cercanos a ella. El poder hace a quien lo posee ser estricto, pero ello no debe impedir que, al mismo tiempo, el gobernante sea sumamente humano con los militantes de su mismo partido político, con los que están en la oposición y en general con toda la ciudadanía que, al fin y al cabo, es la que define la victoria y la derrota de los candidatos.

El primer objetivo o misión suprema del buen político, con independencia de la ideología propia de su partido, es lograr una sociedad más justa, dentro y fuera del país, de la comunidad, de la localidad, que gobierna. Evidentemente el ser consciente de que le falta mucho por hacer y que puede aportar mucho más de lo que hasta ahora ha aportado es una premisa que siempre debe tener presente el buen gobernante.

Ante cualquier tipo de diálogo entre dos o más políticos de distintos partidos debe prevalecer la objetividad y la paciencia, la receptividad y el bien común, para que a la hora de la toma de decisiones por ambas partes, después de evaluar disposiciones y propuestas, no se realice ésta a capricho o desde las posiciones divergentes, inflexibles, que hay en cada ideario político con respecto a los contrarios. Ciertamente nadie renuncia a sus ideales, pero ante una toma de acuerdos, entre dos buenos políticos ideológicamente opuestos, nunca deberán ser motivo de distanciamiento las diferencias y prejuicios.

No hay peor muerte para un mandatario, que aquella que le sucede en su vida política. Él sabe perfectamente que un profesional de la política agoniza cuando se aferra a modelos que ya no responden a lo actual; cuando se niega a cambiar y comprender los nuevos problemas que preocupan a gobernantes y gobernados; cuando se cree el impulsor y realizador del cambio y no se da cuenta que la sociedad cambió antes que él.

El buen político sabe que puestos, dirigencias y liderazgos son efímeros; que las estructuras gubernamentales y partidistas deben oxigenarse con nuevos integrantes; que el valor más grande la de política es actuar desde la veracidad y la coherencia, la comprensión y la responsabilidad… La competencia política debe ser un incentivo que obligue y estimule al político a prepararse, a actuar con total honestidad y transparencia; a solventar las cuestiones clave en unión con los demás partidos políticos; a huir de la soberbia que erosiona veloz e irreversiblemente la aprobación ciudadana, de la intransigencia que carcome la posibilidad de gobernar para “todos los ciudadanos”, de la demagogia que sólo conlleva confusión, incredulidad, inquietud…, en definitiva, degeneración democrática, de la nutrición de intrigas que ocasiona el efecto de tirar piedras sobre su propio tejado o de escupir hacia arriba, de los desencuentros y confrontaciones y descalificaciones entre políticos de ideas semejantes u opuestas, pues sólo llevan a cualquier dirigente a una prematura muerte política.

Igualmente el buen político debe ser congruente y estar preparado para estar y para saber cuando ya no estar y retirarse con dignidad. La accesibilidad, es decir, transmitir la sensación de ser una persona abordable; el interés en escuchar, comprender y conocer todas las sugerencias que recibe; el compromiso real en el logro de las metas propuestas, y que cuenta “con todos”; la cordialidad y la amabilidad, el optimismo y la discreción, la firmeza y el dar ejemplo con su conducta personal y política sobre los niveles de esfuerzo exigido a los demás políticos, tengan la ideología que tengan, y a la sociedad… son elementos básicos para ir acrecentando, con total complacencia, la armonía y la productividad en su vida política.