Dicen
los indios: ¿Que tiene dueño la tierra? ¿Cómo así? ¿Cómo se ha
de vender? ¿Cómo se ha de comprar? Si ella no nos pertenece, pues.
Nosotros somos de ella. Sus hijos somos. Así siempre, siempre.
Tierra viva. Como cría a los gusanos, así nos cría. Tiene huesos y
sangre. Leche tiene, y nos da de mamar. Pelo tiene, pasto, paja,
árboles. Ella sabe parir papas. Hace nacer casas. Gente hace nacer.
Ella nos cuida y nosotros la cuidamos. Ella bebe chicha, acepta
nuestro convite. Hijos suyos somos. ¿Cómo se ha de vender? ¿Cómo
se ha de comprar?
Eduardo
Galeano – Memorias del fuego.
La
tierra es la fuente de sustento de toda la humanidad. En la tierra se
realiza y dignifica el trabajo de los hombres y de las mujeres. De la
tierra obtenemos los alimentos para vivir. Para los quebradeños y
quebradeñas la Pachamama es algo sagrado. Es por eso que la
nombramos diciendo: «Pachamama Santa Tierra». Al igual que sus
hijos, come, bebe, respira y descansa: es una madre llena de vida,
pero para recibir su protección debemos protegerla y para recibir un
buen alimento debemos alimentarla. La tierra es Pachamama en toda la
región andina, y en la mayoría de los pueblos indígenas de América
es venerada como Madre Naturaleza.
Desde
muy pequeños hemos aprendido de nuestros abuelos que la Pachamama es
nuestra madre y todos los seres humanos somos sus hijos. A medida que
crecemos reafirmamos y transmitimos este sentimiento: como hijos
tenemos que cuidar a nuestra madre y como hermanos debemos cuidarnos
entre nosotros por el bien de la humanidad entera.
También
aprendimos que la Pachamama es nuestra casa y que en este hogar
convivimos seres humanos, animales y plantas. Todos los seres vivos
estamos íntimamente relacionados con el aire, el agua, el suelo y
los vientos, es decir con todas las fuerzas de la naturaleza que
componen el medio ambiente.
“La
Pacha nos cría y la Pacha nos come”, “así como cuida, castiga;
nos mantiene sanos o nos conduce a la enfermedad”. “No se ignora
que la Madre Tierra niega sus cosechas a los hijos ingratos y los
castiga, pero ¿quién podrá olvidar a la Pachamama? ¿Quién podrá
mezquinarle nada?” El primer trago siempre es para ella: “vamos a
chayar”, “vamos a pagar a la Pacha”, decimos.
La
chayada
Changuito
con su caja recita 'Siga la huella, huellando siga la chaya,
chayando, hagamos la cacharpaya que no se vaya llorando'
El
acto de chayar es una ceremonia sencilla y humilde a través de la
cual se agradece a la Pachamama. Nuestros abuelos nos enseñan que
mientras dure nuestra existencia siempre estamos en deuda con la
madre naturaleza, y que muchos logros obtenidos en la vida (en lo
económico, en lo familiar, en los estudios, etc.) se los debemos a
ella.
El
hombre puede lograr su bienestar en la medida en que se desarrolla en
comunidad respetando a las personas mayores, a los animales y a las
plantas y siendo siempre un agradecido de la vida que le debe a la
Pachamama. “Hasta las piedras hay que respetar porque ellas nos
sirven de testigos del paso por esta vida”, decía una abuela.
La
chayada es muy practicada en las zonas rurales donde la agricultura y
la ganadería constituyen la principal actividad económica. En el
campo existe una relación más directa entre el hombre y la
naturaleza: se chaya cuando se incorporan elementos nuevos para la
labranza de la tierra: arados, palas, picos, semillas, etc.; así
también cuando se incorporan elementos necesarios para el manejo del
ganado: corrales, remedios, jeringas para vacunar, lazos y
ensillados, etc.
También
en las zonas urbanas, en los pueblos y aun en las grandes ciudades,
se chayan automóviles, televisores, heladeras, computadoras, etc.,
con la alegría de incorporar nueva tecnología en el hogar y en el
trabajo. “Para que dure”, “para que no se arruine” y “que
sea en buena hora”, decimos. Nuestros padres nos recuerdan que la
chayada nos ayuda a mantener el equilibrio con las fuerzas de la
naturaleza.
La
Pachamama y los cultivos
La
actividad agrícola de los antiguos quebradeños se realizaba a
través de ciclos de rotación de suelos y cultivos. Este sistema se
utilizaba para no cansar la tierra. Aún tiene vigencia y es valorado
por muchos. Para realizar esta práctica la familia siembra en la
mitad de los rastrojos que posee, los restantes son cultivados al año
siguiente o cuando han descansado lo suficiente.
Los
ciclos de rotación tienen que ver con la calidad del suelo, el clima
y los cultivos. La papa y el maíz –por ejemplo- requieren suelos
ricos en nutrientes, por lo tanto las tierras destinadas a este tipo
de cultivos necesitan de mayor tiempo de descanso. En los Valles se
acostumbra echar el ganado en los rastrojos que están descansando,
ya que el guano de los animales abona la tierra.
Decía
una abuela de Hornaditas:
“Todo tiene su tiempo... tiene su tiempo de sembrar, su tiempo
de cosechar, su tiempo de nacer y de crecer... Hay que hacer
descansar la tierra, ya no quiere dar, no quiere producir. Debe ser
porque muchas veces despreciamos a la comida, muchas veces botamos la
comida... O le hacemos sufrir de agua a las plantitas... Es que ahora
no le dejamos descansar a la tierra, no la alimentamos, no le damos
abono, no le pagamos como corresponde... No sé, será que ya los
años están cambiados...”
La
Pachamama y los animales
En
la Quebrada de Humahuaca muchas costumbres relacionadas con el manejo
del ganado tienen que ver con honrar a la Pachamama y, desde antes de
la conquista española se practicaban principalmente con la llama.
Al
llegar a estas tierras, los españoles introdujeron vacas, ovejas,
cabras, caballos, mulas y burros. Los ritos antes realizados con la
llama pasaron a practicarse también con los animales incorporados.
Cuando
se ruega a la Pachamama por una buena cosecha también se pide por el
multiplico de los animales, es decir, el acrecentamiento y la
reproducción de la tropa.
Los
ruegos a la Madre Tierra se realizan a través de ceremonias
especiales como la señalada y la marcada del ganado. El ruego por el
multiplico es en definitiva el ruego por la continuidad de la vida,
ya que ésta depende de la reproducción.
Muchas
veces el agua no alcanza porque llueve poco, porque hay muchos
regantes, porque hace mucho calor, etc. Esto perjudica a nuestros
cultivos, rinden menos y a veces pueden llegar a perderse totalmente.
Por ello tenemos que ser conscientes, usar bien el agua y respetar
los turnos, de manera que todos podamos llegar a buen fin con
nuestros cultivos. En el pueblo también nos quedamos a veces sin
agua potable. Algunos días de verano, no sale ni una gotita.
El
ruego por la reproducción de la vida en las señaladas y marcadas
En
la señalada se cortan de una forma determinada las orejas de las
cabras, vacas, llamas y ovejas, mientras que en la marcada se coloca
una identificación en el anca de vacas, caballos, mulas y burros. La
marca y la señal pertenecen a los dueños del ganado. Algunas de las
señales se llaman yugo, higuera, zarcillo, cajón, orejano, agujero,
horqueta o tajo.
Por
lo general, las señaladas y marcadas se acompañan con una gran
fiesta en la que participa y colabora toda la comunidad. Es la fiesta
del ganado y tiene lugar entre diciembre y febrero de cada año. Se
aprovecha también esta ocasión para hacer un recuento de los
animales, por eso en muchos lugares se los llama “ródeos”.
llamas
Con
la señal y la marca los animales quedan identificados plenamente con
el resto de la tropa y con sus dueños, pero estas ceremonias no sólo
se celebran por esta razón: son acontecimientos especiales en donde
los miembros de la comunidad reafirman lazos de parentesco,
solidaridad, amistad y compadrazgo. También se celebra por la
abundancia: es época de cosecha, hay suficiente pastura para los
animales, hay suficiente agua, etcétera.
Existen
señales que se conservan desde hace más de 150 años. Es decir, que
se han transmitido de generación en generación manteniendo viva la
memoria de los seres queridos, como los abuelos y tatarabuelos o de
los parientes que se fueron lejos y que no regresaron más al campo.
En la zona de la Quebrada es frecuente que esta herencia se realice
por vía femenina -de abuelas a hijas y de estas a las nietas-. Es
que en muchos casos las mujeres se ocupan del ganado, especialmente
del llamado ganado menor.
Las
ceremonias se realizan de acuerdo con la costumbre que posee cada
familia. No hay reglamentos que se deban cumplir y ninguna opinión
prima por encima de otras opiniones. Todos los actos cobran un enorme
significado: se elige el día, se adivinan las condiciones del clima
en las hojas de coca, se cuida de no decir palabras ásperas, se
dejan de lado actitudes mezquinas, se busca crear un clima de armonía
entre los participantes, etc. Las actitudes malas pueden repercutir
negativamente en el ruego que se hace a la Pachamama por la suerte y
el multiplico. Con la ayuda de Ramón vamos a contarte cómo se hace
la marcada en Loma Larga.
Una
vez elegido el día para hacer la marcada, mi familia se reúne para
ayudar a la abuela a preparar la chicha de maíz. El tío Carlos
ensilla el caballo para ir a invitar a los vecinos. Con anticipación
la abuela les manda mensajes a los hijos que viven en el pueblo para
que vengan.
En
el medio del corral se coloca una bandera blanca que es señal de
fiesta. Los animales y sus dueños se ponen de fiesta. Todos los
vecinos de Loma Larga vienen para brindar por los dueños de casa y
para rogar por la suerte y el multiplico de los animales.
Mi
abuela concurre al corral con el quepi en donde lleva la marca, las
flores, las lanas de colores, el sahumerio, la chuspa de coca, la
chuspa para recibir los cortes de oreja y otras cositas más.
La
marca está llena de flores. El quepi lo prepara en el rebozo más
bonito que tiene y lo lleva ella porque es la dueña de los animales.
Toda
la gente que llega se va incorporando al trabajo en un clima de
fiesta: unos hachan leña, otros pircan el corral en los portillos,
otros atajan los animales en la puerta -sobre todo aquellos que son
más bravos-; otros hacen flores con lanas de colores, otros sirven
la chicha y el yerbeau, otros echan los animales para que disparen,
los más experimentados concurren a tirar el lazo para pialar los
animales.
Cuando
se voltea un animal, se lo coloca mirando al sol de mañana, se lo
sujeta bien y los dueños de casa pagan al que lo volteó con un vaso
de chicha. El dueño de la hacienda coloca la marca. Existe la
creencia de que si el animal bala, es porque pide chicha, entonces
acude una persona con el chuyerito a fin de convidarle chicha. Luego
las mujeres le colocan flores de lana en las orejas, le ponen un poco
de papel picado y talco, un poco de serpentina en las astas -si es
que las tiene- y finalmente se lo suelta.
También
se le corta la punta de la cola con la creencia de que se ahuyentarán
los males o enfermedades contagiosas. A las vacas y toros que tienen
astas muy puntudas, se los descorna para que no se lastimen entre
ellos y para que no lastimen a las personas.
¡Cuidado!
La abuela Fulgencia cuida todos los detalles... Por ejemplo el de no
soplar el fuego con la boca porque sino “a la suerte se la lleva el
viento” o “se escapa sola la suerte”.
Cuando
se termina de marcar los animales se piala a los «illas» o guías
del ganado -la vaca más lechera, la vaca más vieja, el hechor
(reproductor) o los bueyes-, a los que se les ponen flores en las
orejas y serpentina y vinchas en las astas.
Después
de adornar a los «illas» se dan tres vueltas al corral para el lado
derecho. Los participantes van tirando flores y chicha a los animales
mientras cantan coplas de agradecimiento y de buenos augurios para
los dueños de casa.
indígenas
trabajando con telas
Como
en muchas otras celebraciones o fiestas populares de nuestra zona,
también se da lugar al juego y a la representación. En las
señaladas suele enflorarse y marcarse con tinta a las personas
presentes, quienes deberán balar para recibir como pago un vaso de
chicha.
En
las señaladas también se hace el casamiento de las ovejas y en
“Todos Santos” se bautiza a las guaguas de pan.
En
mi pago de Ocumazo, para el despacho de las almas se espera a los
yungas y vitiches que llegan a vender yuyitos para el mal de amor,
para curar enfermedades, para la tiricia, etc.
También
se cantan coplas para los animales y se los echa –por la puerta del
corral- para el lado del sol de mañana. Los presentes se arrodillan
para rezar por la buena suerte y el multiplico. Sacándose el
sombrero arrancan pastito y le tiran a los animales: se ruega a la
Pachamama para que no les falte el pasto que es su alimento, para que
no haya sequía, para que no se pierda la hacienda, para que no se
despeñen, etc.
Niño
canta 'Este es el nuevo remate sacadito de lao de Cañas ya hemos
marquiado las vacas overitas y castañas - Señora sueña de casa yo
ya habia siu su señal para el año como hoy diya la hacienda llene
el corral.'
Cuando
se termina el despacho de los animales todos concurren a la apacheta
o pachamamero. Entonces el dueño de los animales enlaza el
pachamamero, se abre el lazo y todos se colocan dentro, formando un
círculo, para que “no se escape la suerte”.
En
la apacheta, todos los presentes agregan una piedra más pidiendo la
unión de toda la comunidad o de la familia. En un acto de profundo
respeto, el dueño de casa retira unas piedras de un costado de la
apacheta y abre un agujero en la tierra en donde se le ofrecen a la
Pachamama los cortes de orejas, de astas y de colas. Las personas que
desean rogar por el multiplico se acercan con un puñado de hormigas.
Las
hormigas se traen en una lanita desde los hormigueros que hay por el
campo. Las rojitas, bien malitas, las que salen por montones: ¡esas
son las mejores para ayudarte a pedir por el multiplico!
Luego
del ofrecimiento a la Pachamama se chaya con abundante chicha, hojas
de coca y se tapa con tierra. Más tarde todos se dirigen a la casa
del dueño de la hacienda donde se sirven comidas, bebidas, se cantan
coplas y se baila hasta el otro día.
Cuidamos y honramos a la Pachamama
La
relación entre hombre quebradeño y Pachamama se reafirma en todo
momento: cuando se inicia la siembra, cuando se agradece por las
cosechas, cuando se señalan y marcan los animales, en el despacho de
las almitas, en “todos santos”, en carnaval, en las flechadas de
una nueva vivienda, etc.
Estas
costumbres son un claro ejemplo de que la Madre Tierra está presente
y se incorpora a la vida cotidiana en los momentos más importantes.
También cuando se produce alguna enfermedad y se recurre al
curandero, que nosotros llamamos “médico particular”, este
procede primero a chayar la Pacha en señal de agradecimiento. Pide
luz y claridad para tratar las enfermedades, para adivinar la suerte
o para hacer una “limpia”. Aunque en todos los momentos del año
se venera a la Pachamama, es en el mes de agosto cuando esta relación
tiene su punto máximo. Se dice que la Madre tierra está
acomodándose para engendrar la vida, por eso es un “mes bravo”
en que hay que homenajearla especialmente.
Fuente: Educ.Ar